Ceferino Amaya Cortez esta vez fue castigado por manosear a la nieta de su pareja.


El doble homicida de una joven boliviana y su pequeña hija de 2 años, a quien violó antes de matar en abril de 1997 en el asentamiento Pedro Echagüe, Santa Lucía, recibió su tercer castigo, esta vez la juez Silvia Peña Sansó de Ruiz (Sala I, Cámara Penal) le impuso 2 años por el abuso sexual (manoseos) de otra nena de 3 años que es nieta de su pareja. Ceferino Amaya Cortez (48) había sido condenado el 22 de abril de 1998 a prisión perpetua, comenzó a salir de la cárcel en 2014 y el 3 de enero de 2018 volvió a ser denunciado por manosear a la nena. Días después, amenazó al padre de la víctima y por esa causa ya fue condenado a 1 año y 2 meses, luego de admitir su autoría en un juicio abreviado.

El último castigo, ayer, también lo acordó en un juicio abreviado.