El mismo miércoles ya decían que estaba en ‘estado vegetativo’ o con muerte cerebral. Pero ayer a las 19, dieron oficialmente como muerta a Beatríz Salas (54), la enfermera que junto a su compañero protagonizaron un tremendo choque en Pocito a bordo de una ambulancia cuando regresaban de asistir a un joven violentamente asaltado.
Los médicos certificaron su muerte ayer tarde en la Terapia Intensiva del Hospital Rawson y de inmediato se puso en marcha el operativo de ablación de órganos, dado que la mujer era donante. Beatríz Salas era la enfermera que, en compañía del chofer Bienvenido Miranda (53), auxiliaron y trasladaron en la ambulancia del hospital de Pocito al custodio que fue asaltado la noche martes en Capital y fue llevado en su auto hasta inmediaciones de calle Mendoza, entre 12 y 13. Ese muchacho llamado Adrián Cortéz, que acabó con marcas en el cuello y lesiones en el rostro por el combustible que le rociaron con la intención de prenderle fuego, recordó en aquel momento: ‘esa enfermera me agarraba de la mano para tranquilizarme, cuando íbamos en la ambulancia al hospital Rawson’.
Salas y Miranda dejaron a Cortéz en ese nosocomio y al rato volvieron a Pocito. Según versiones policiales, a eso de las 3 de la mañana del miércoles, sufrieron el accidente cuando estaban por entrar a Villa Aberastain. Miranda perdió la dirección, por lo que la ambulancia se cruzó de carril, chocó contra el poste metálico de una farola y volcó. El chofer salió con una fractura de húmero izquierdo, mientras que la enfermera sufrió múltiples y graves heridas que, al final, derivaron en su muerte.

