Yazmín Guglielmino (25) se estremece y se le enrojecen los ojos cuando recuerda el traumático momento. Había ido con sus dos hijos, su cuñada y la hija de la mujer a retirar mercadería de un ente vecinal. Y al volver, a metros de su casa en el barrio Wilkinson, Rivadavia, decidieron cortar camino y saltar los guardarrail de calle Nuche. "No vayas a tocar el pilar (de la farola de alumbrado público)", alcanzó a decirle a su pequeño Simón (6) cuando vio que el niño lo tocó, salió despedido y quedó sobre el guardarrail, sin despegar su pequeña mano del caño metálico. Con su nena en brazos, Yazmín le dio un tirón pero sintió como un hormigueo y no pudo despegarlo. En el acto arrojó a su beba de 1 año y volvió a tomar al nene con sus dos manos. Entonces atravesó los segundos más traumáticos de su vida, porque ese hormigueo ganó cada centímetro de sus brazos, su pecho, sus piernas, debilitándola. "No sentía las piernas pero no lo iba a soltar, con la poca fuerza que me iba quedando lo tiré a la calle y quedó en posición fetal, inconciente. Yo pensé que estaba muerto, empecé a los gritos, me volví loca", dijo ayer Yazmín.

Eran como las diez y media de la noche cuando ese tramo de la calle Nuche, unos 200 metros al Oeste de Hipólito Yrigoyen (conocida también como San Miguel) se arremolinaba de vecinos, uno de los cuales le hizo masajes cardíacos al nene mientras otro cargó al chico en el auto y partió a mil al hospital Marcial Quiroga.

"A las dos cuadras de andar mi hijo reaccionó y me volvió el alma al cuerpo... si no hubiera estado yo el nene se me muere. Es terrible lo que pasó y es lamentable, porque no es el primer niño al que le da la corriente en los últimos días, hubo como 20 chicos que tocaron este pilar o el guardarrail y les dio, acá llamaron un montón de veces y nunca nos dieron bolilla. Ahora la luz está cortada, pero van a tener que hacer algo urgente porque esto es un gran peligro", dijo la joven madre, molesta.