Los problemas para Oscar Eduardo Pernata (33 años) empezaron unos 100 metros antes de llegar al centro de esa empinada y cerrada curva. Ayer se notaba que, por alguna razón, el chofer se abrió hacia su derecha en el camión Mercedes Benz 1723 que conducía rumbo a la mina Veladero, Iglesia, mordió la banquina un largo trecho hasta que quiso meter el vehículo a la ruta y todo empeoró. A niveles irreversibles. Pernata logró meter el camión al pavimento justo en la cima de la curva, pero al parecer con un volantazo tan brusco que se cruzó de carril, impactó contra una pequeña loma, derrapó y quedó ruedas para arriba. Murió prácticamente en el acto, aplastado en la cabina.

El trágico siniestro ocurrió minutos antes de la 6 de ayer en la ruta 418, unos 1.500 metros después de pasar los baños termales de Pismanta, en Iglesia, unos 185 kilómetros al Noroeste de la capital provincial. Según el periodista iglesiano Rodolfo Chávez, es la primera vez que ocurre una tragedia en esa ruta inaugurada hace pocos años cuando comenzó la explotación del más importante emprendimiento minero en la provincia, Veladero.

Fueron los empleados de una empresa que lleva combustible a ese campamento los que se toparon con la desgracia y llamaron de inmediato a los policías de la Comisaría 22da. comandados por el subcomisario Juan Andrés Avila.

Y fueron estos uniformados los que vigilaron las tareas de rescate del cuerpo de Pernata, que había quedado aprisionado en la cabina. Según Avila, fue necesario usar una tijera neumática para arrancar la puerta y una grúa para levantar el vehículo en la zona de la cabina para poder rescatar el cuerpo.

Pernata tenía 33 años y vivía en Capital con su esposa y tres chicos. Llevaba alrededor de un mes trabajando para la transportista "Cruz del Sur", y ayer trasladaba una carga de "repuestos varios" hacia Veladero, según el gerente de esa firma Mario Celli. "Parece que se le fue el camión, no creo que hubiera tenido problemas con el camión, es nuevo", dijo Celli.

En la Comisaría 22da. apostada en Rodeo, se inclinaban a pensar también que la tragedia pudo ocurrir por una posible falla humana, como el exceso de velocidad o la hipótesis de que el chofer se hubiera dormido.