El tránsito sumó dos nuevas víctimas fatales en las rutas de la provincia. El capataz de una estancia, que aparentemente andaba ebrio, murió tras ser arrollado por un conductor que le pasó por encima con su vehículo, le destrozó el cráneo y se dio a la fuga en la ruta 510, en Valle Fértil. El otro fallecido fue un vendedor ambulante que volcó con su auto y supuestamente fue aplastado durante la rodada por el propio coche en la ruta 150, en Jáchal.

Hasta anoche, la Policía no tenía datos concretos sobre ese vehículo que mató a Cirilo Leonardo Molina, de 55 años, un baqueano que cuidaba la estancia ‘La Lata’ en la localidad vallista de Balde de Astica. Los testigos mudos de su muerte fueron su yegua y sus tres perros que se quedaron a metros del cadáver durante 8 horas (hasta que lo trasladaron) como no queriendo abandonar a su amo.

Según sus familiares, Molina anduvo bebiendo en un comedor de Las Tumanas y a eso de la 1.30 de ayer se marchó montado en su animal y acompañado por sus perros. El gaucho tomó por la ruta 510 para regresar a la estancia, pero a la altura del puesto ‘La Quebrada’ sufrió el accidente. Los policías de la Seccional 12da explicaron que evidentemente en ese tramo se había bajado de su caballo (no tenía heridas). Ahora bien, no se sabe qué estaba haciendo arriba de la ruta: si caminando a la par de su animal, si se cayó o se acostó a dormir sobre el pavimento, quizás por el cansancio o su posible estado de ebriedad, señalaron. Todo indica que cuando Molina estaba sobre la ruta, vino un vehículo y le pasó por encima. Las ruedas de ese rodado le destrozaron la cabeza y le provocaron heridas otras partes del cuerpo. Los policías no detectaron huellas de frenadas u otros rastros del vehículo. En el lugar sólo se observaban los charcos de sangre, restos de masa encefálica y huesos, la gorra, el talero y el reloj de la víctima esparcidos sobre el pavimento y la banquina. Un automovilista encontró el cadáver a las 2.40 de la madrugada.