Insultos, amenazas, golpes y un pedido de auxilio desesperado. Minutos antes de las 8.30 los empleados de un hotel de calle España al 320 Sur, llamaban a la policía y salían a pedir ayuda porque uno de sus huéspedes había quedado con un ojo enrojecido tras el ataque de un sujeto, que llegó a verlo en la habitación del primer piso donde se alojaba hacía tres días, dijeron en el hotel. Todo se tornó sospechoso enseguida, porque tras la pelea quedó en el lugar un revólver calibre 32 con 6 cartuchos. Y cuando llegó la policía la confusión ganó en dimensión, por las versiones de la víctima y su negativa a denunciar, y sobre todo por la presencia de una balanza de precisión con restos de una sustancia blanca. Minutos después, policías de Robos y Hurtos al mando del comisario Carlos Vallejos encontraban tres envoltorios de cocaína (en total 358 gramos) y dos envoltorios más con marihuana (48 gramos) y metían preso a ese sujeto que se había registrado como Walter Ceballos y que, al parecer (no tiene DNI) es un cordobés de Río IV que se llama Pablo Cahe, de 32 años, dijeron fuentes policiales.

En la policía estaban convencidos de que el detenido es un narco que hacía base en el hotel para vender su ilícita mercancía. Y que quien llegó a atacarlo quizá lo hizo con intenciones de liquidarlo por venganza, por el violento cachazo inicial en un ojo, el forcejeo y los gritos desesperados de la víctima quien, al parecer, logró quitarle el arma a su agresor.

Tras el llamado a la policía los primeros en aparecer fueron los uniformados del Comando Urbano y los del Cuerpo Especial de Vigilancia. A esos efectivos, el detenido les habría dicho que querían asaltarlo. Cuando llegaron policías de la comisaría 1ra., el sujeto cambió su versión: dijo que su atacante era un sujeto que había conocido el último sábado en un boliche y que no sabía porqué lo había agredido.

Si eso resultaba extraño, mucho más lo fue su versión de que no tenía documentos ni plata para pagar el hospedaje, y que sólo quería que se llevaran el arma porque tenía que seguir viaje a Mendoza por su profesión de chef.

Sin embargo, la presencia de un arma y el avistamiento de una balanza de precisión con restos de una sustancia blanca sobre dos bolsos, dentro de un placard, terminaron con la intervención de los policías de Robos y Hurtos.

Esos pesquisas fueron los que encontraron los envoltorios de la droga bajo la cama y otros lugares de la habitación. Minutos después, policías de Drogas Ilegales confirmaron que los envoltorios tenían efectivamente cocaína y marihuana, y entonces al presunto cordobés no le quedó ninguna escapatoria.