‘No quiero exponer a mis hijas y menos a mí a alguna situación peligrosa. Ellas querían que siguiera, pero así no se puede y después de consultarlo con mi marido, decidí cerrar el negocio. Es una lástima enorme porque tenía muchas ilusiones con este nuevo emprendimiento, estábamos muy entusiasmados’. Mariela García así se refería al mal trago que le tocó vivir días atrás a raíz de un hecho de inseguridad que tuvo como blanco su negocio en la Villa del Carril, Capital. Malvivientes intentaron ingresar al comercio y no pudieron gracias a que un vecino los descubrió en pleno ataque. A pesar de que no le robaron nada, la situación fue motivo más que suficiente para que la mujer decidiera cerrar su local, el cual hacía poco más de un mes que había inaugurado.
El negocio, llamado ‘Despensa Luján’, estaba ubicado en la esquina de Obrero Sanjuanino y Arenales. ‘El local era de otro hombre, al que conozco desde hace años, y me lo ofreció para que nosotros lo siguiéramos trabajando porque él ya no quería, estaba cansado. Decidí invertir 35.000 pesos para arreglar la infraestructura del local y algunas de las máquinas, como las heladeras. Y abrimos el 20 de julio con todas las expectativas’, dijo García.
El negocio repuntó de a poco, pero a los oídos de la comerciante llegó un rumor que la preocupó. ‘Nos llegó que una gente de mal vivir, que vive en la zona, había dicho que tenían que ‘bautizar la despensita’. Me dio mucho miedo porque estábamos solas con mi hija atendiendo, pero al final no pasó nada y con el correr de los días seguimos trabajando normalmente. Eso sí, le dimos nuestro teléfono a un vecino para que nos avisara por si pasaba algo’, comentó la mujer.
Hace unos días, delincuentes trataron de entrar al almacén. Eran las 2 cuando el vecino de García escuchó unos ruidos que venían de una puerta lateral del negocio y por ello prendió la luz de la puerta de su casa. Al parecer, eso hizo que los ladrones escaparan. Cuando la comerciante llegó, se topó con una cadena rota y dos barrotes de esa puerta reja forzados.
‘Al otro día me llevé la mercadería a mi casa. Devolví una heladera y la caja registradora. Es cierto, perdí plata, pero prefiero eso y no que me pase algo a mi o a mi familia’, dijo García.