Una anciana de 83 años salió ayer tarde a colgar una sábana al patio de su casa y sus dos perros boxer y su pitbull la atacaron brutalmente. Los animales estuvieron mordiendo a la abuela durante 15 minutos y la dejaron desnuda, con todo el cuerpo ensangrentado por la múltiples heridas. Un vecino entró y espantó a los canes a cadenazos hasta que pudieron rescatar a la anciana de lo que podría haber significado su muerte dentro de esa vivienda del barrio Camilo Rojo, en Santa Lucía.
Anoche, Elba Ramona González (83) fue operada en el Servicio de Urgencias del Hospital Rawson por las mordeduras en la cabeza, los brazos y en el resto del cuerpo, aunque estaba fuera de peligro, informó la Policía. Los médicos la avaluaban porque aparentemente los colmillos de los animales tocaron una placa que la abuela tiene en la cadera.
González vive sola en la esquina de las calles Pringles y Godoy Cruz del barrio Camilo Rojo. Su hija, su yerno y sus nietas, que tiene su casa en el fondo, se fueron de vacaciones y dejaron a la anciana al cuidado de Elsa Brizuela, una joven vecina que la atiende algunas horas del día. Según los vecinos, los perros son de la familia y los trajo el yerno de González, que es veterinario. Los mismos animales ya habían atacado a otra empleada de la abuela, en enero pasado (ver El ataque anterior).
Los perros andaban por el fondo cuando la abuela salió a colgar una sábana, minutos después de las 16,30. Elsa Brizuela, la empleada, estaba en la cocina y de momento a otro empezó a escuchar los gritos desgarradores que venían del fondo. Al salir vio a la abuela tirada en el patio, toda ensangrentada y los perros encima de ella. La joven trató de auxiliar a la mujer y uno de los animales corrió a atacarla, pero ésta escapó hacia la casa y trabó la puerta.
La chica salió desesperada a buscar ayuda. Uno de los que corrió a auxiliar a la anciana fue su vecino Julio Molina, que tomó una cadena y un palo y entró al patio. ‘Quedé espantado al ver a abuela tan lastimada. Se le veía el hueso en un brazo. Le largué varios cadenazos a los perros y así los alejé. Quería matarlos por cómo habían dejado a la abuela’, dijo el hombre. ‘Los perros la podrían haber descuartizado si la seguían atacando. Cuando entramos, todavía la estaban mordiendo. Le arrancaron la ropa y las zapatillas’, relató Marisa Araoz, la mamá de la empleada.

