Uno, posiblemente fue víctima de un error, y los otros quizás, de su mala suerte. Como sea, una historia y la otra estuvieron unidas por la desgracia en Pocito, entre la noche del martes y los primeros minutos de ayer. Primero fue ese joven custodio asaltado en el centro, al que exigían 30.000 pesos, y que acabó con su auto en Pocito casi ahorcado y con el cuerpo rociado con combustible listo para prenderle fuego. Y después, la enfermera y el chofer de la ambulancia del departamento que justamente fueron a auxiliar a ese muchacho herido y lo llevaron al Hospital Rawson, pero que de regreso se estrellaron contra el poste de una farola y volcaron, provocando que la mujer quedara grave y el hombre con fracturas.

Todo esto comenzó cuando Adrián Adolfo Cortéz (32) salió a las 21.30 de su trabajo en una tradicional tienda -donde hace vigilancia- de Capital y buscó su auto Fiat Uno en avenida Rioja y calle 9 de Julio. Cuando trataba de subirse, le apareció un sujeto que le encañonó en la cabeza. ‘Me dijo ‘subite al auto y entregame la plata‘. Quería que le diera 30.000 pesos. Yo no entendía nada, le decía que no tenía plata. Y me ordenó que manejara y empezamos a andar’, relató la víctima. El desconocido no le sacaba el arma de la nuca, pues Cortéz no es fácil de dominar ya que mide 2,05 metros de altura. Visiblemente shockeado, el muchacho recordó ayer que salieron del centro y tomaron por ruta 40. Relató también que en un lugar se detuvieron. Ahí el ladrón le ató la mano izquierda a la manija de la puerta con un alambre, y con otro trozo envolvió su cuello con el apoyacabezas del asiento. Así, lo obligó a manejar con la mano derecha, mientras tiraba del alambre para ahorcarlo y tenerlo dominado.

‘Ni me acuerdo por dónde nos metimos. Sé que entramos por un callejón y apareció otra persona en una moto. Ese tipo dijo ‘¿te dio la plata?‘ Y el otro le respondió que no. Entonces empezaron a revisar todo el auto’, relató Cortéz. Le quitaron su celular y la billetera con los 1.700 pesos que tenía del sueldo para pagar unas deudas.

Los desconocidos aparentemente buscaban un dinero que no había. ‘Yo creo que se equivocaron, a lo mejor me confundieron con otra persona o no sé’, explicó el empleado.

En un momento, los delincuentes perdieron la paciencia. Sacaron una botella aparentemente plástica y le rociaron combustible en la cara y el cuerpo. ‘Escuché que uno gritaba: ‘Quemalo. Quemalo. Prendele fuego’. Yo pensé lo peor, pero la verdad es que tengo que darle las gracias a ese cristiano en auto, que dobló y se metió por el callejón donde estábamos. Ese automovilista hizo juegos de luces, ahí los ladrones se fueron y me dejaron en el auto’, explicó Cortéz.

Ese coche nunca se detuvo, pasó de largo. Cuando el muchacho supo que estaba solo y salió con su vehículo como pudo por el callejón. ‘No podía ver. Me ardían los ojos y la cara. Iba chocando por los costados de la calle, pero aceleré y aceleré con tal de llegar a cualquier lado. Ni me acuerdo adónde salí, pero vi a un hombre y empecé a gritar pidiéndole que llame a la policía’, relató.

Ya era casi la medianoche, cuando unas personas le prestaron ayuda en inmediaciones de calle Mendoza, entre 12 y 13. A los minutos llegaron los policías de la Seccional 7ma. y el equipo médico que lo trasladó al Hospital Rawson para que lo atendieran.

Esa enfermera y el chofer que llevaron en ambulancia a Adrián Cortéz, son los mismos que más tarde sufrieron un impresionante accidente cuando regresaban a la villa cabecera del departamento.