Presunta participación en el delito de homicidio y tenencia ilegal de arma de guerra. Esos dos cargos enfrenta desde ayer un sujeto de 26 años detenido en el barrio Talacasto, Chimbas, por policías de la sección Homicidios de la Brigada de Investigaciones. El homicidio en cuestión es la muerte a tiros del albañil Hipólito Alfredo Rojas (47): el hombre circulaba en moto por avenida Costanera, unos 100 metros al Este del monumento a Perón, en Chimbas, cuando fue encañonado por dos sujetos que pretendían robarle el rodado y lo balearon por resistirse. Rojas murió seis días después. La tenencia del arma de guerra es la posesión de un revólver calibre 38 con seis cartuchos que encontraron en poder del mismo sospechoso: Marcelo Alejandro Escalante, un sujeto con antecedentes, informaron ayer fuentes policiales.
Y todo por un celular, el "Motorola" que le robaron a la Rojas (padre de 7 hijos) el pasado 2 de octubre a las 20.15, cuando le dieron dos balazos en la pierna izquierda y un tercero en el abdomen que al final lo llevaría a la muerte el mediodía del último 8 de octubre. Ese aparato se convirtió en una pieza clave de los pesquisas el último lunes, cuando les llegó el dato de que el aparato podría estar en poder de un sujeto que se dedica a la compra-venta de teléfonos móviles.
Cuando dieron con el sujeto, debieron seguir el rastro del aparato porque ya había sido vendido a otra persona. Pero con el hallazgo de ese comprador el caso quedó prácticamente resuelto: el aparato que tenía en su poder resultó ser el de Rojas, así lo supieron por una serie de números que servían para identificarlo.
Con esa confirmación la juez María Inés Rosselot (Quinto Juzgado de Instrucción) ordenó el allanamiento en la casa de Escalante en el barrio Talacasto. Y allí no sólo se toparon con el sospechoso: ayer secuestraron un revólver calibre 38 con seis cartuchos, una moto en la que posiblemente se movilizaba con un cómplice (aún prófugo) y la ropa que supuestamente usó el día del asalto.
Rojas había salido de su casa en la zona de El Mogote, Chimbas, supuestamente a ver un partido de fútbol, dijeron esa vez sus familiares. Y supuestamente volvía a su casa cuando lo atacaron. Aquella vez los pesquisas dieron con un testigo que vio cuando baleaban a Rojas pero esa pista resultó insuficiente hasta que apareció el dato del celular. Desde ayer ya hablan de hecho esclarecido y se concentran en dar con el cómplice prófugo.

