Mendoza no sale del asombro por cuádruple asesinato cometido el jueves a la noche en una casa de Las Heras, que tiene como único testigo y principal sospechoso a un chico de 13 años. El caso genera conmoción y, sobre todo, dudas. Conmoción por la forma salvaje que mataron a golpes y cuchillazos a un matrimonio de ancianos, a su hija y a su nieto 10 años. Y dudas, porque la versión del menor sobreviviente (está en la mira), fue cambiando y hasta anoche se manejaban tres hipótesis del múltiple homicidio.

Esta historia comenzó pasadas las 21.30 del jueves, cuando una vecina vio escapar a un chico de 13 años por el fondo de una casa del Bº 8 de Mayo, en la ciudad de Las Heras. Al rato, en esa misma casa encontraron muerto con una decena de cuchillazos a Alí Miguel (79). La misma suerte había corrido su hija, la docente Mónica Miguel (49), que tenía 20 heridas cortopunzantes, según las versiones. También hallaron, aunque con vida, a Sara García (86), que había recibido 8 cuchillazos, y a su nieto Ezequiel (hijo adoptivo de Mónica) de 10 años, también a cuchillazos. Aunque ambos fueron llevados a un hospital, al final fallecieron.

Después apareció en escena ese chico de 13 años (hijo de padres separados y nieto de una sanjuanina), al que habían visto huir de la vivienda, quien tenía un profundo corte en una mano y fue detenido preventivamente. El niño entonces dio un relato que encajaba: el de un supuesto ladrón encapuchado que entró a robar, masacró a la familia e intentó matarlo, pero él logró escapar. Eso instaló la hipótesis del asalto y asesinato, lo que despertó la indignación vecinal que lo tomó como un caso más de inseguridad.

Sin embargo, las pericias y el endeble testimonio del chico hizo después que esa primera versión se cayera sola y fue así que confesó otra historia. Ahí apuntó contra su amigo Ezequiel, ahora muerto, como el autor de la masacre. Ese chico, según sus allegados, era esquizofrénico. En la declaración señaló que el niño de 10 años tuvo un ‘ataque de locura‘ por una discusión con su madre y atacó a cuchillazos a ella y a los abuelos, y quiso hacer lo mismo con él. También habría dicho que, por defenderse, tuvo que matar a su amigo. Lo cierto es que hay cosas que no cierran en el cuádruple crimen, dado que curiosamente Ezequiel tenía cuatro cuchillazos en la espalda. Los investigadores judiciales y policiales barajan distintas hipótesis, pero en todas aparece el único sobreviviente.