Armados, encapuchados, pero con el plus de que en esta ocasión no fueron violentos, sino más bien amables con sus víctimas. Así actuaron el miércoles en la noche dos grupos distintos de asaltantes cuando sorprendieron a dos familias en sus casas. En Santa Lucía, un bioquímico y su esposa fueron encañonados en plena cena por dos ladrones quienes les sustrajeron $10.000, joyas y celulares, informó la Policía. Luego, encerraron a la pareja en el baño y les pidieron de buena forma que no salieran hasta que se fueran. Y en Capital, un conocido médico nefrólogo jubilado fue reducido y atado de pies y manos por tres delincuentes que le robaron unos $2.000, una alhaja, un rifle, un revólver, un TV LED y antes de irse le dijeron que ellos mismos iban a avisar al 911 que había quedado atado en su casa.
‘No somos asesinos’
En el barrio privado San Eduardo (Pellegrini, al Este de Santa María de Oro, Santa Lucía) ocurrió un asalto muy particular. Eran las 23 cuando el bioquímico Pablo Padilla (34) y su esposa Beatriz Carrozo (34, comerciante) fueron sorprendidos por dos malvivientes encapuchados empuñando pistolas 9mm que ingresaron por una puerta del fondo de la vivienda que da a unos parrales de una finca. Según la Policía, ahí uno de ellos se presentó: ‘somos ladrones, no asesinos. Queremos la plata y lo que hay en la caja fuerte. El oro, todo lo que tengan’. Allí, la pareja les dijo que no tenían caja fuerte y fueron llevados a su dormitorio en la planta alta. De ese sector, los malvivientes sacaron $10.000, dos anillos de oro y los dos celulares del matrimonio. Padilla y su mujer fueron encerrados en el baño bajo una advertencia del mismo ladrón: ‘no salgan hasta que nos vamos, después hagan lo que quieran, llamen a la Policía’, indicaron fuentes policiales.
Al médico
El otro ataque tuvo como víctima al médico Carlos Gallo (75, es hipertenso), quien fue sorprendido a las 23 en su casa de calle Los Tilos, en el barrio Porres, Capital, por tres sujetos encapuchados y armados. Según Gallo, estaba abriendo una puerta del fondo cuando se topó con los ladrones en su comedor. Luego lo llevaron a su habitación y lo ataron de pies y manos con sus corbatas. ‘Me pedían plata, pero sólo tenía $2.000. Del placard me sacaron un rifle Winchester calibre 22 que me regaló mi padre en 1949 y un revólver Taurus calibre 40 con 56 cartuchos. También se llevaron un LED de 32”, una cadena de oro y un tarjetero’, dijo el médico. Y agregó: ‘antes de irse los tipos me dijeron que iban a llamar al 911, pero no sé si lo hicieron’.