“Miguelito” siempre acompañaba a su abuelo Rolando Aballay cuando el hombre salía a hacer las compras desde su casa en el barrio Casú hacia el centro, en la Villa Santa Rosa, en 25 de Mayo. Pero ayer, cerca del mediodía, el nene se empeñó en quedarse a jugar con los más chicos de sus tres hermanos, Brisa Valentina (7) y Benjamín (5). Aquella negativa del niño a salir con su abuelo dejaría una extraña impresión entre sus familiares íntimos, luego de un suceso que nadie imaginaba: la muerte del pequeño, que el próximo 17 de enero iba a cumplir 3 años, igual que su bisabuela paterna, Rosa Alcaraz.

Fue una muerte accidental la de Lucas Miguel Ahumada. Según su propio padre, Lisandro Ahumada (27), en un momento del juego su hijo se metió bajo la cama del dormitorio de su abuelo Rolando a buscar un juguete, y ahí tocó con su mano derecha un enchufe incorrectamente instalado. Según fuentes de la Seccional 10ma al mando del comisario Jorge Sánchez, una inspección ocular en el lugar reveló que la tapa del enchufe estaba salida con los cables expuestos.

Los propios hermanos del niño avisaron a los vecinos y estos al abuelo que no estaba, igual que la mamá del pequeño, Mabel (28) que a esa hora trabajaba; es jornalera. Nadie supo qué hacer hasta que le avisaron a Mabel, quien fue la que cargó al niño en moto y lo llevó a un microhospital departamental.

Allí le practicaron los primeros auxilios y lo sometieron a repetidas maniobras de reanimación, pero no fue posible salvarlo. Ayer, los uniformados recogían toda la evidencia del caso para que luego el titular del Primer Juzgado Correccional, Enrique de la Torre, resuelva si cabe o no responsabilizar a alguien por el desgraciado accidente.