Una noche se le metió a la cama como para dormir con ella, pero no hubo descanso: el sujeto aprovechó para manosearla y al final le dio 100 pesos para que no diga nada. Entonces la niña tenía 11 años y no imaginaba lo que se venía, porque aquel ataque sexual sería el primero de una seguidilla que se prolongaría por tres años, con abordajes más depravados, pues a los manoseos le siguió la violación y a las violaciones la exhibición de videos pornográficos y la exigencia de que se sacara fotos de sus partes íntimas cuando se bañaba.

Sobornos, amenazas y dinero mantuvieron en silencio a la niña, pero cuando tuvo 14 años se hartó y se fue de su casa.

El caso llegó a la Justicia la noche del 12 de octubre del año pasado, en Rivadavia, cuando un patrullero avistó a una pareja de jovencitos discutiendo y al acercarse el muchacho, de 19 años, le dijo que todo era porque su novia de 14, se había ido de su casa por problemas con su papá.

En el acto ambos fueron a parar al A.N.I.V.I. donde los detalles resultaron mucho más impresionantes, pues allí la jovencita por fin pudo desahogarse y contar con detalles todos lo que su propio padre la había hecho sufrir durante tres años.

Las conclusiones de los psicólogos que entrevistaron a la chica y el del médico que constató que ya no era virgen, dejaron entonces en serios aprietos al presunto abusador, un jornalero (hoy de 64 años, no mencionado para preservar a su hija) que dos días después fue detenido por orden de un juez.

Si el juez acepta el juicio abreviado, aplicará una pena igual o menor, no una mayor


Con esas pruebas en contra llegó a juicio en la Sala I de la Cámara Penal, donde decidió admitir su responsabilidad en un juicio abreviado para evitar el desgaste de un debate común. En el acuerdo que firmó con su defensora oficial Mónica Sefair y el fiscal Gustavo Manini, el acusado acepta 17 años de cárcel por las reiteradas violaciones y la corrupción sexual de su propia hija, indicaron fuentes judiciales.

Todo indica que hoy, el sospechoso ratificará esa intención de pagar con cárcel por lo que le hizo a su hija ante el juez de la Sala I, Juan Carlos Caballero Vidal (h), quien, si acepta el acuerdo, puede aplicar una pena igual o menor pero no una mayor contra el confeso abusador.