Daniel Romero es un joven sanjuanino, oriundo de Valle Fértil, que padeció deshidratación, delirio y lastimaduras en sus pies porque caminó 45 kilómetros por la necesidad de llegar desde Malanzán, La Rioja, hasta su ciudad natal. Según las fuentes, el vallista estaba en el pueblo riojano desde el 24 de febrero por cuestiones laborales y en marzo tuvo que quedarse allí por la cuarentena obligatoria debido a la pandemia del coronavirus.

El 19 de abril, logró conseguir el permiso correspondiente para volver a San Juan y emprendió viaje a pie. Llamó a su familia para comunicarle lo que iba a hacer y pasó horas caminando hasta llegar a tierras sanjuaninas. Pero la odisea de Romero tuvo su cuota de suerte, ya que pese a estar caminando durante toda la noche y parte de la mañana, consiguió obtener señal en su celular y comunicarse con su hermana.

Con la poca cordura que le quedaba, logró llamar a su familiar y advertirle que no podía seguir más, que divisaba a lo lejos un puesto policial pero su cuerpo no respondía: estaba exhausto. Alrededor de las 14 del 20 de abril, su hermana se acercó hasta la Policía y un efectivo salió a su encuentro por la Ruta 511. Afortunadamente, logró hallarlo a 3 kilómetros del control; estaba con los pies lastimados, deshidratado y delirando.

Otro hermano de Daniel Romero llegó hasta el lugar para asistirlo y con el fin de que pudiese ir hasta la villa cabecera de Valle Fértil. Luego de que lo hidrataron y lo reanimaron, tuvo que ser trasladado en ambulancia hasta la Ciudad de San Juan y posteriormente, a un hotel donde cumple con la cuarentena obligatoria.