La agente Lorena Vargas (35 años, separada, dos hijos) dice que "no quiere ser una más de la lista’. Que está "cansada de vivir con miedo’, de las persecuciones, amenazas de muerte y otros atentados contra su libertad y su propiedad cometidos por su expareja, el comisario general retirado Hugo Raúl Torres, del que se separó en 2010, tras 7 años de relación de pareja.

Esos atentados -aseguró- incluyeron meterse a su casa, ponerle "miguelitos’ o echarle esmalte sintético en su auto, dejarle cartas con groserías, insultos y amenazas, mezcladas con algunos discos de películas y videos románticos. Y todo porque ella se negó a reiniciar la relación, tras conocer el lado "celoso, posesivo e impulsivo’ del denunciado.

También disparó munición gruesa contra dos áreas de la Policía donde puso denuncias contra el exjefe policial: la Comisaría de la Mujer y la Seccional 20ma, a los que acusó de "proteger’ al denunciado. "Hay que terminar con el amiguismo’, dijo. Ya reclamó por la actuación de sus pares en la oficina de Control de Gestión. Hasta el momento, la mujer lleva 4 denuncias y espera con ansiedad una pronta respuesta, como la orden de un juez prohibiéndole al denunciado acercarse a ella.

Desde el entorno del comisario negaron cualquier relación con los hechos que le atribuyen. Sin embargo, fuentes judiciales aseguraron que, a través de un abogado, Torres pidió una eximisión de prisión, es decir no ser detenido en caso de ser indagado, situación que no se descarta en el Quinto Juzgado de Instrucción. "Se está investigando, el fiscal ya pidió informes de todas las causas que vinculan a este señor y luego el juez definirá si lo indaga o no y, si es así, por qué delito’, explicó una fuente ligada al caso.

Según la agente Vargas (tiene 10 años de antigüedad) conoció a Torres en 2003, cuando ella no era policía. Desde entonces mantuvieron una relación normal, hasta que el excomisario -dijo- comenzó a prohibirle juntarse con amigos e incluso a molestarse porque ella empezó a estudiar Abogacía.

La relación se truncó a fines de 2010, pero desde ese momento -afirmó- vive un tormento. "Quiero que se termine el amiguismo, que se deje de proteger al agresor. Quiero vivir sin miedo, no quiero ser una más de la lista, nosotras tenemos derecho a decidir con quién estar y con quién no’, dijo ayer.