Leandro jugaba a la pelota con su hermanito menor cuando lo sorprendió la muerte. Porque en un momento la pelota fue a dar a la acequia y en un intento por sacarla del agua, se tomó de uno de los gruesos alambres que sujetan al piso una pérgola para las parras y fue su fin.

Según la policía, el niño fue lanzado al agua, donde quedó tembloroso a causa de una fuerte descarga eléctrica. Fue ahí que su padre, Ricardo Gallardo (53), testigo de la terrible escena, corrió a sacarlo del agua y en ese momento también fue sacudido por la electricidad, dijeron en la policía.

Entonces fue todo desesperación en esa casa de calle Río Negro, unos 300 metros al Este del cruce con La Plata, en la zona de La Puntilla, Caucete. Voceros del caso aseguraron que a esa hora, alrededor de las 13,30 de ayer, un vecino llevó a mil en su vehículo a padre e hijo hacia el hospital de Caucete, donde Leandro llegó sin vida. Su padre, sin embargo, ayer estaba fuera de peligro, dijeron en la policía.

Era el penúltimo de cinco hermanos Leandro Damián Gallardo. Y vivía con su familia desde hace 3 años en la finca donde jugó por última vez. Allí le prestaban la propiedad a su familia para vivir y cuidar de ella. En ese lugar, Ricardo trabajaba para mantener a sus hijos.

¿Por qué la descarga eléctrica? Personal de la Policía Científica y policías al mando del comisario inspector Walter Heredia (de la Seccional 9na de Caucete), constataron tras la desgracia que los cables que van del medidor a la vivienda están viejos, desgastados y por eso electrificaron los alambres de la pérgola, incluida la hebra más gruesa anclada al piso que tocó la pequeña víctima.

El resultado de esa pericia y otras pruebas se elevarán ahora al titular del Quinto Juzgado Correccional, Juan Carlos Caballero Vidal (h), para que analice si se cometió o no un homicidio culposo (matar sin intención) por negligencia al no cambiar los viejos cables. Y, si es así, si cabe responsabilizar a alguien por ese terrible descuido.

‘Esto me dejó helada, me partió al medio‘, dijo ayer entre lágrimas Mirian Gallardo, tía del pequeño fallecido en Caucete.