Tenía 17 años cuando un problema de salud obligó a traerla urgente desde Calingasta hasta la Capital. Al enterarse, su padre fue a verla, se la llevó a su casa tras el alta médica y no se la entregó más a su madre, pese a la insistencia de esa mujer que había sido su empleada doméstica. Fue el principio de una pesadilla para esa niña que hoy ronda los 50 años y tiene una edad mental de 9 años. Porque una tía que vivía con su papá no dudó en castigarla, aunque esa situación pareció menor frente a otro atropello mucho más grave proveniente de su propio padre. Según la víctima, el hombre la violó y de esos abusos nació una beba cuando ella tenía 21 años, aunque no pudo quedarse con la criatura porque la obligaron a dejarla en un hospital. No fue todo: cuando pudo huir de la casa de su papá, él volvió a buscarla para que lo visite y en esos encuentros el tormento se multiplicó, porque a los abusos sexuales se sumó el hermano de su papá que es médico (M.A.A. no mencionado por ser familiar directo de la víctima) y hoy es el único que recibirá una condena en la Sala III de la Cámara Penal.

La víctima declaró que tanto su padre como su tío médico la sometían a la vez

Será la jueza Silvina Rosso de Balanza (secretaría de Adrián Elizondo) quien resolverá si acepta la propuesta de juicio abreviado que le presentaron el fiscal Daniel Galvani y abogado defensor Henri Peralta. Una pena de 10 años por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal reiterado (al menos dos hechos), es lo que el médico (hoy de 68 años) admitió ante la magistrada.

El padre de la víctima, hoy de 79 años, fue detenido, igual que su hermano, en noviembre de 2018, pero no será juzgado y días atrás fue declarado inimputable a causa de una enfermedad mental sobreviviente, Alzehimer, dijeron fuentes judiciales.


HISTORIA DRAMÁTICA

Había sido una docente que durante años dictó clases en Calingasta, la que rescató a la chica en el año 2000. Esa mujer conocía a la madre de la víctima porque había sido su alumna en aquel departamento y sabía que quedó embarazada cuando trabajaba de empleada doméstica del acusado, hoy con Alzehimer.

Cuando la niña escapó golpeada hasta un kiosco, le pidió a una comerciante que llamara a un teléfono que le dejó su mamá por si necesitaba algo. Era el teléfono de la docente.

Desde esa vez, el padre de la joven no volvió a reclamarla. Pero unos seis meses después apareció por la casa de la docente para pedirle que la lleve a visitarlo.

La maestra contó que ella notaba que la chica no quería ir, pero la llevaba porque era su padre. Hasta que un día, el 6 de noviembre de 2018, rompió el silencio: "Doña (...) tengo que contarle algo de mi papá, él me violó hace 20 años... tuve una bebé de él, que me obligaron a dejarla en el hospital Rawson, por eso no quiero verlo más". Esa fue, según la mujer, la espantosa confesión de la víctima, con un agregado igual de estremecedor: le comentó que su tío médico también le hacía lo mismo en presencia de su padre (cuando vivían juntos), dándole a entender que ambos abusaban al mismo tiempo de ella. Según la víctima, la llevaban al baño con la excusa de bañarla y ahí la sometían.

Cuando los metieron presos y les tocó defenderse, el padre de la joven nada dijo. El médico en cambio estalló en furia: dijo que como profesional de la salud estaba para cuidar a las personas y no para cometer actos como el que le atribuían. Que tenía una fundación para personas necesitadas y que todo lo que se planteaba en la denuncia era una mentira de la docente para poder quedarse con la casa de su hermano, porque ese era su modus operandi y así había conseguido ya otras viviendas.

Hasta mencionó que la docente se manejaba con un remisero para patotear a su hermano, y que en una ocasión tuvo que recurrir a la Policía, porque habían desalojado por la fuerza de su casa a su hermano y tuvo que echarlos con uniformados. De todos modos admitió que esa vez no denunció.

Y durante la investigación, un juez entendió que esos supuestos hechos y sus argumentos no lo desligaban de los delitos contra su sobrina discapacitada, pues los psicólogos que la habían entrevistado dieron cuenta de que una persona con una edad mental de 9 años, difícilmente hubiera inventado situaciones de abuso sexual tan detalladas. El informe de esos profesionales dando cuenta de que la chica no mentía y la conclusión de un médico de la Policía de que ya no era virgen, terminaron por hundir a los hermanos.