La clave estuvo en la actuación de la víctima, un docente de apellido López. Según la Policía, cuando lo llamaron a su lugar de trabajo para decirle que tenían secuestrado a su hijo y debía pagar unos 30.000 pesos si lo quería sano y salvo, les siguió el juego. A sabiendas de que nada de eso era cierto optó por continuar con la trama fingiendo preocupación, mientras avisaba a la Policía para llegar a un resultado muy distinto al que esperaban los delincuentes.

En la Policía aseguran que hubo al menos tres contactos entre victimario y víctima hasta que acordaron el lugar y hora de entrega de la plata: al mediodía del miércoles en inmediaciones de Benavidez casi Salta, en Concepción, Capital. Allí debía llegar López en un remís y esperar que se le acercara una mujer, cuya descripción dejaron bien clara para disipar confusiones: le dieron detalles de su ropa y de su aspecto físico, destacando su estado de embarazo.

Cuando la mujer se acercó, le cayeron encima los policías de Seguridad Personal al mando del principal Juan Soria. Enseguida se supo quién era (la identificaron sólo como Barrionuevo, de 27 años), que tenía 7 meses de embarazo y que en su celular figuraban los contactos con el delincuente que le llamaba al docente. Ahora, buscan al autor de esos llamados.

En la Policía aseguraron que la mujer quedó sospechada de participar en un intento de extorsión, pero fue excarcelada por un juez a causa de su embarazo, entre otras razones.

El punto inicial de la maniobra se dio el sábado en la tarde, cuando el hijo del docente perdió su celular a manos de dos arrebatadores cerca de su casa, dijeron fuentes policiales.

Todo indica que de ese aparato consiguieron un contacto que no dejaba dudas: un número identificado como ‘oficina papi’. Entonces se lanzaron con el falso secuestro, pero el plan terminó generándoles un tropiezo.