Agradecidos de sus hijos de 5 y 3 años estaban anoche Javier Ochoa y su esposa Marcia Velázquez: ‘Si ellos no nos hubieran avisado vaya a saber qué nos hubiera pasado, porque dormíamos y el gas y el humo suelen ser traicioneros’, decía ayer Marcia, shockeada, en medio del desastre en que había quedado reducida la casa que alquila con su familia desde hace cinco años en Larraín al 449 Este, en Rawson.
El aviso al que aludía la mujer fueron los desesperados gritos de los niños que veían televisión (el mayor estaba afuera, es boy scout) cuando notaron que las llamas avanzaban sin remedio en el dormitorio contiguo al de sus padres que hacían una corta siesta.
Pero desde ese llamado de atención, alrededor de las 18.30, poco se pudo hacer para combatir ese incendio que avanzó sobre el otro dormitorio, el baño y la cocina comedor, dañando todo con fuego, calor y hollín. Poco y nada pudieron hacer los dueños de casa y sus vecinos que lanzaron agua como pudieron.
Un televisor, dos modulares, un calefón, un lavarropas, el split de un acondicionador de aire, cuatro camas completas, todo el calzado y la ropa de la familia fueron las mayores pérdidas que enumeraron ayer los Ochoa, sin contar los daños en la estructura de esa casa que alquilan.
¿Cómo se originó ese siniestro que destruyó todo en minutos? Después que los bomberos controlaron los últimos restos de fuego, un primer vistazo de los expertos en siniestros los llevó a sospechar de una falla eléctrica en un dormitorio: ‘nos dijeron que hubo un cortocircuito con el televisor’, dijo ayer Marcia, que suma unos pesos a su casa con algunas changas de empleada doméstica mientras su marido trabaja en albañilería y metalurgia.
‘No sé dónde vamos a dormir ahora, tal vez en lo de algún vecino… es una situación muy angustiante. Acá alquilamos desde hace cinco años porque no tuvimos suerte con el IPV, estamos inscriptos y podemos pagar una cuota pero no salimos sorteados. Nos quedamos con lo puesto pero vamos a poder salir adelante porque estamos sanos y somos gente de trabajo. Agradezco a mis hijos que nos salvaron’, dijo ayer Marcia al borde las lágrimas.

