La primera parte del plan salió a la perfección: con la excusa de entregarle una encomienda, dos sujetos lograron ayer en la mañana que Patricia Alcaraz, una mujer de 47 años que cuidaba a su nieto de casi 2 años en el departamento de su hija en Villa Lerga -Rawson-, les abriera la puerta. En un descuido, los ladrones encañonaron a Alcaraz y le exigieron los $18.000 que había obtenido su hija por la venta de un Fiat Uno. Pero ahí, el plan tomó un giro tragicómico. Revisaron toda la casa y no hallaron un solo peso. Y encima, como la criatura lloraba sin control, los asaltantes hicieron el papel de niñeras y le dieron la mamadera para tranquilizarlo. Al final, los malvivientes huyeron con un magro botín: un par de zapatillas, un celular, un par de anillos, dulce de batata, un queso en barra y un sachet de yogur que sacaron de la heladera, comentó Cecilia Centeno, hija de la víctima y madre del chiquito.
El curioso asalto ocurrió a las 9,15 de ayer en el departamento G de un consorcio ubicado en Clemente Sarmiento 2.840 Sur, Rawson. A esa hora fue cuando los asaltantes llegaron a la casa de Centeno a entregar un paquete para su esposo, Carlos Farjat. El nombre de su yerno y que venía desde Buenos Aires de parte de su consuegra, no le hicieron sospechar nada a Alcaraz, hasta que trataron de hacerle firmar un papel en blanco, dijo su hija.
La empujaron, la redujeron y el niño empezó a llorar. A la abuela la amordazaron y revisaron la casa, pero no hallaron la plata. Y ante el insistente llanto de la criatura, uno de los ladrones buscó su biberón y se lo dio, contó Centeno.
"Tenían datos precisos de la plata, pero al auto lo habíamos vendido hace dos meses y la plata ya no la teníamos. Encima antes de dejar encerrada a mi mamá en el departamento, le preguntaron cómo se abría la puerta del consorcio. Por suerte, nadie salió lastimado", comentó Centeno.

