Una abuela de 80 años vivió una noche de terror dentro de su propio domicilio en el centro capitalino, cuando dos delincuentes entraron a la vivienda y le destrozaron la puerta de su dormitorio. Uno de los delincuentes agarró a la mujer en su cama y le puso un almohadón en la cara para que no gritara ni les viera los rostros, mientras el otro buscaba objetos de valor. Aparentemente creían que la anciana tenía mucho dinero en la casa; al final escaparon con 7.000 pesos y dos anillos de oro.

La pesadilla de Isabel Falcón (80) comenzó alrededor de las 22.30 del viernes, minutos de que sus dos nietos se despidieran de ella y se marcharan de su casa en la calle España al 470 Sur, casi avenida Córdoba. ‘No sé cómo entraron los ladrones. Yo tenía la puerta de calle trabada y la abrieron con algo’, cuenta la anciana. Es que ella no escuchó nada. Además, en esos momentos se había encerrado en su dormitorio en el primer piso y prendió el televisor. Después apagó el aparato, fue entonces que oyó que intentaban abrir la puerta de su habitación. ‘Me quedé sentada en la cama, asustada. Empezaron a golpear con algo en la puerta y me decían: no se asuste señora, no le vamos a hacer nada. Queremos la plata. Y siguieron pegando a la puerta hasta que la rompieron. Con el susto grande que tenía, no atiné a hacer nada’, relató.

Ahí entraron dos delincuentes, que le repetían ‘no le vamos a hacer nada. Queremos la plata, la plata de su marido’, agregó. Eso hace suponer que los ladrones tenían datos de la mujer, pues es viuda de un conocido empresario. Lo cierto es que los ladrones no la golpearon, pero uno de ellos la sujetó y le puso una almohada en la cara, en eso también aprovechó para arrancarle de los dedos los dos anillos de casamiento. Su cómplice a todo eso empezó a revisar el dormitorio y un estudio que hay al lado. Así encontró una caja, de donde robó los 7.000 pesos que la anciana guardaba como parte de sus ahorros y de la pensión, dijo un familiar. Los desconocidos no entraron a otros sectores de la vivienda y escaparon dejando la puerta de calle abierta.