Para la madre y el resto de la familia, el comportamiento de la mayor de sus hijas con su padrastro, a simple vista, no parecía comprensible. Porque a los ataques repentinos de llantos de esa jovencita de 15 años, sumaba un fuerte rechazo a ese hombre al que respetaba como un padre porque estaba en pareja con su mamá desde que ella tenía 4 años. Él, en cambio, aprovechaba esas situaciones para mostrarse como víctima y le reprochaba a esa niña y también a su hermana de 12 años, que le faltaran el respeto. Cuando su madre intentaba indagar porqué lloraba, la mayor de las hermanas le decía: "hay muchas cosas que no sabés", pero no soltaba más detalles. La explicación, para todos, llegaría tres meses después de que la mujer se separara de ese changarín de 46 años con el que había convivido 11 años en pareja y con el que se había casado.

Entonces la niña le dijo "el papi abusó de mi", pero como la mujer entró en una crisis de nervios, prefirió tomar la actitud de siempre, callar. Pero esa vez, la mujer le buscó la vuelta a ese silencio, le comentó sobre el problema a su hermana y fue esa tía la que le escuchó decir a la chica que su padrastro la había violado cuando tenía 14 años, en febrero o marzo de 2020.

El 28 de septiembre de ese año hubo denuncia en el Anivi. Y allí la menor contó que su padrastro abusaba de ella desde que tenía 5 años, cuando la subía a su falda, igual que a su hermana, y las movía sobre sus genitales. También detalló su peor experiencia: cuando tenía 14 años, un día que estaba ebrio -dijo- la llevó hasta el baño con la excusa de contarle algo que no debía escuchar su mamá y allí la tomó a la fuerza y la violó, diciéndole que eso era normal, que lo haría con su novio ("qué asombroso, pensar que soy tu padre", le dijo) y que se pondría bien. Después, como si nada, la invitó a buscar comida en un comercio pero enfiló en auto hacia una farmacia le compró una pastilla del día después para evitar un embarazo y la obligó a tomársela.

Que no debía tener novio porque era de él y culparla del daño que sufriría la familia si hablaba, eran parte de la estrategia de ese hombre para salirse con la suya y, ante los ojos de todos, hacer como si nada pasara.

Tras la denuncia, sin embargo, las cosas se le complicaron porque también salió a la luz que hacía un año que manoseaba a su otra hijastra (entonces de 12 años), provocando también que esta niña lo rechazara.

Al llegar a juicio prefirió acordar un proceso abreviado a través de su defensor Jorge Olivera Legleu con la fiscal Marcela Torres. La abogada de la parte querellante, Ana María Arias, no se opuso. Y al final, el juez Martín Heredia Zaldo ratificó el acuerdo y condenó al changarín a 11 años de cárcel.

  • Confesó que violó a una discapacitada

 

El juez de la Sala I de la Cámara Penal, Martín Heredia Zaldo, condenó ayer a 6 años de cárcel al changarín de 46 años, José Miguel Rosales, por haber violado a una joven con retraso madurativo y problemas para hablar. El hecho ocurrió sobre el mediodía del 1 de enero de 2021, durante una reunión de varias familias en un emprendimiento vitícola de 25 de Mayo. Así, el magistrado aceptó el acuerdo de juicio abreviado realizado entre el imputado y su defensor Mario Bustos con la fiscal Marcela Torres (foto).

El día del hecho, la víctima (entonces de 24 años) estaba con una hermana de 20 años junto a una pileta mientras su padre preparaba un asado. Fue ahí que llegó Rosales y se llevó a la joven hasta unos árboles donde la violó. La hermana, que vio todo, corrió a avisarle a su padre que partió a la carrera y alcanzó a ver semidesnudo al ahora condenado. Y aunque lo persiguió no pudo alcanzarlo. De todos modos, en ese mismo instante partió hacia la Comisaría a poner la denuncia y enseguida Rosales terminó preso.

Cuando los investigadores buscaron confirmar la versión del padre de la chica, se toparon con pruebas contundentes: el informe médico daba cuenta de las lesiones sufridas por la chica en el violento ataque. Y los psicólogos también confirmaron que, pese a las dificultades para hablar, la víctima no mintió y presentaba los indicadores habituales observados en las víctimas de abuso sexual. Por toda esa evidencia que Rosales prefirió un juicio abreviado.