Ocho años de cárcel le impuso el juez Juan Carlos Caballero Vidal (h) a Gastón Alfredo De la Vega (29), luego de que confesara su delito.

El cumpleaños del papá de su amiga fue la excusa perfecta para tomarse un colectivo desde Córdoba a San Juan para pasar unos días. Pero aquel viaje de fin de semana terminó de una manera angustiante para esa joven, que es lesbiana: en una salida con su amiga terminó ebria, se tomó un remís para poder llegar a la casa de su amiga en Rawson y esa situación fue aprovechada por un vecino que la metió a su propia casa y allí la violó varias veces. Ese sujeto es Gastón Alfredo De la Vega, tiene 29 años, lo apodan "Orejudo" o "Pailón" y ahora el juez de la Sala I de la Cámara Penal, Juan Carlos Caballero Vidal (h) lo condenó a 8 años de cárcel por ese delito, cometido en la madrugada del 23 de julio de 2016 en el barrio Buenaventura Luna, en Rawson.

El propio imputado a través de su defensor oficial Marcelo Salinas, había firmado un juicio abreviado con el fiscal Gustavo Manini, en el cual admitió su culpa y aceptaba la pena de 8 años y 6 meses de cárcel por violar a esa joven, que era de San Juan, vivía en Córdoba y entonces tenía 26 años.

La víctima había arribado a San Juan en el colectivo que llegó a primera hora el 22 de julio de 2016. Pasó todo el día en casa de su amiga, sobre las 20 ambas se fueron en moto a lo de otra amiga en Chimbas y allí estuvieron hasta que a la denunciante pidió que la llevaran hasta un conocido boliche para homosexuales en Capital. Allí estuvo un rato hasta partió con amigos hasta la casa de uno de ellos y de allí salió muy ebria a tomarse un remís, de vuelta a Rawson.

Su arribo fue aprovechado por De la Vega, quien la metió a la fuerza a su casa, la violó en una galería golpeándola y estrangulándola con sus manos mientras la amenazaba con matarla para que no llore, grite o se resista. Después la llevó hasta su dormitorio, cerró la puerta con llave porque estaban otros familiares, puso el televisor a todo volumen y siguió violándola, hasta que un familiar le advirtió que llamaría a la Policía si no dejaba ir a la chica.

Cuando pudo salir, la víctima reconoció que estaba a metros de la casa de su amiga. Y a pesar de sus dolores, la ebriedad y sus nervios, contó lo que le había pasado y selló la suerte de su violador.