En el barrio Cruz del Sur, en Rawson, ayer había conmoción: un par de días antes, lunes, la gente del lugar se había sacudido con la novedad de que Ramón Eduardo Molina (85), padre de dos de sus vecinos en ese barrio rawsino, Daniel y Javier Molina, había sido asesinado durante un robo el último sábado en Santa Lucía. Y ayer volvían a estremecerse por un episodio casi calcado, que los tocó mucho más de cerca porque una de sus vecinas en la Manzana E de la calle Gobernador Castro, la jubilada de la Dirección de la Niñez, Rosalba Albarracín (71) había sido encontrada sin vida, con signos de haber sido golpeada, con cierto desorden en la vivienda y la sospecha de que le habían dado muerte para robarle por lo menos algo de dinero, precisaron.
Según fuentes policiales y judiciales, todo se supo sobre las 9 de ayer, cuando una vecina que vive en frente, se acercó hasta la casa de Rosalba porque le llamó la atención que las luces estuvieran apagadas (solía dejarlas encendidas) y que un portón que acostumbraba a cerrar, estuviera entreabierto, sin seguridad. Al asomarse al comedor, por poco no se cayó de espaldas: en un pasillo cercano al baño, vio a la anciana tirada boca arriba, con un trozo de tela cubriéndole parcialmente en la cama, ensangrentada.
Enseguida se encendieron las alarmas y llegaron al lugar un grupo de peritos de Criminalística, policías de Homicidios y de otras áreas, médicos y varios colaboradores al mando de los fiscales coordinadores de la UFI de Delitos Especiales, Adrián Riveros e Iván Grassi, y el fiscal Francisco Micheltorena.
Fueron los médicos quienes les dijeron a los pesquisas que las lesiones que presentaba la mujer, sobre todo en su rostro, no eran compatibles con alguna caída por accidente o consecuencia de alguna repentina descompensación de su organismo, algo que no se descartaba porque, al parecer, la víctima habría tenido problemas psiquiátricos y acostumbraba a consumir cerveza, indicaron. La sospecha de que la jubilada había sido víctima de un homicidio se completó con un faltante de dinero en la vivienda, dijeron.
Todo indica que el homicidio pudo ocurrir el martes por la tarde, porque a esa hora los vecinos que viven pegado a la casa de la víctima, escucharon ruidos extraños, informaron voceros del caso.
Los vecinos describieron a la víctima como una persona reservada y también con sensibilidad por los animales, al punto de que acostumbraba a alimentar perros callejeros y en su casa tenía al menos cuatro canes. Ayer, a los pesquisas les costó acercarse hasta el cuerpo porque justamente uno de esos animales lo custodiaba y no dejaba a nadie acercársele, precisaron.
¿Quién pudo matar a Rosalba? Ese interrogante tenía a los investigadores enfocados. En el acto buscaron saber sobre el entorno íntimo de la víctima, pues en la casa no había signos de puertas o ventanas forzadas, aparente signo de que la mujer conocía a su homicida o por lo menos le permitió entrar.
Y si bien dijeron que tenía algunos hermanos, coincidieron en que esos parientes no la visitaban con tanta frecuencia como sí lo hacía un hombre en auto, al que muchos calificaron como el supuesto novio de la mujer.
‘Esto no puede ser, el lunes nos enteramos que le mataron el padre a nuestros vecinos y ahora le pasa lo mismo a Rosalva. Acá ya hubo muchos robos y reclamos por lo menos una cámara al municipio (de Rawson) en esta calle (la Río de la Plata) que es la más transitada, pero ya nos dijeron que poner una cámara es muy caro. Con todo esto, yo creo que en nuestras casas vamos a tener que poner cámaras por nuestra cuenta y ver como nos cuidamos entre todos’, detalló un vecino. Según el hombre, varios en el lugar habían visto días atrás un sujeto en moto sacando fotos en el barrio y temían, pues suponían que estaba ‘marcando domicilios’.
Los pesquisas esperaban conseguir pistas en imágenes de cámaras de seguridad, los rastros levantados en la casa de la víctima y testigos que conocían un poco más íntimamente a la mujer para esclarecer el caso.
- Caso Molina: atribuirán homicidio agravado al sujeto bajo sospecha
José Luis Salinas (46) enfrentará en las próximas horas una gravísima imputación que puede acarrearle prisión perpetua: el presunto homicidio agravado (criminis causa o matar para ocultar otro delito), que supuestamente cometió contra un hombre al conocía y con el que de vez en cuando hacía changas: el metalúrgico jubilado Ramón Eduardo Molina (85). El hombre fue encontrado el lunes a media mañana por uno de sus hijos, Daniel (vecino además de la mujer hallada muerta ayer en su casa del barrio Cruz del Sur, Rawson. Y todo indica que Salinas lo mató a golpes el sábado a la siesta en la casa de la víctima situada al 6.200 Este de la Ruta 20, Santa Lucía, para robarle su auto Renault Megane, al menos $130.000, su teléfono, su tarjeta de débito y algunas herramientas. El mismo lunes en que se descubrió el crimen, Salinas fue detenido en la casa de una hermana en Mendoza, porque de allí es oriundo y allí buscó refugiarse cuando se supo que el anciano había sido encontrado muerto. En contra de Salinas pesan numerosas pruebas, como testigos, las imágenes de cámaras que lo muestran en el auto de la víctima, el secuestro de las cosas que robó y luego vendió (como el celular y la rueda de auxilio del auto de la víctima) o las huellas de sus zapatillas en el comedor donde fue hallado el jubilado sin vida, indicaron voceros judiciales.