La primera hipótesis está prácticamente confirmada: la conclusión del médico forense fue que Angel Mamaní (68) murió asfixiado en un incendio en el que probablemente cayó o lo lanzaron luego de un violento ataque que le dejó una fractura en el parietal derecho de su cabeza, al parecer producida con un martillo, y dos costillas fracturadas, también en el lado derecho de su cuerpo. Lo que no está claro es quién o quiénes atacaron a ese ladrillero de origen boliviano con problemas de alcoholismo la tarde del 7 de julio pasado en una casa de calle Costa Canal, unos 300 metros al Norte de la parroquia de La Bebida, en Rivadavia. Tantas dudas hay, que el juez de Instrucción Guillermo Adárvez liberó por falta de pruebas a los tres detenidos del caso: el hombre que le prestaba a la víctima una pieza desde que se vino de Mendoza, Pedro Rodríguez Escobar (63), su hijo Roni Royer Rodríguez Solís (20) y un amigo de este joven, Wilson Ramírez Sandoval (23), dijeron fuentes judiciales.
Todos se declararon por consejo de su defensor Oscar Adárvez y negaron cargos. Así, Royer dijo que bebió con Wilson y un joven en otro lugar, hasta que esa tarde se fue a la casa de su hermana y luego a la de su padre, a quien despertó para avisarle que Mamaní estaba muerto. Y Wilson dijo que supo de todo porque Royer le envió un mensaje. Los testigos no contradijeron esas versiones.
Pedro en cambio dijo que bebió desde el mediodía con la víctima hasta que se fue a dormir y recién se enteró de la muerte cuando lo despertó su hijo, sobre las 19. En cambio, a esa misma hora una almacenera aseguró que Pedro fue a comprarle más vino. Igual quedó libre.
Un ADN en muestras de las uñas de la víctima y de todos los detenidos, es clave para esclarecer el caso.

