El 12 de enero de 2020, el ciudadano chileno Roberto Aquiles Guzmán Jaque falleció tras pasar casi un mes internado en un sanatorio del barrio porteño de Recoleta. Este miércoles, más de cinco años después, la Justicia condenó a prisión perpetua a su expareja, el podólogo Guillermo Germán Berjeli, al encontrarlo culpable de haberlo envenenado con el fin de quedarse con propiedades a su nombre y cobrar una herencia de 300 mil dólares.

Berjeli, oriundo de Mendoza y de 47 años, fue sentenciado por el delito de “homicidio cuádruplemente agravado por el vínculo, por haber sido cometido con alevosía, por el suministro de veneno y por codicia”. La decisión fue tomada por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOCC) Nº 5 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, integrado por los jueces Cinthia Oberlander, Adrián Pérez Lance y Juan Manuel Grangeat.

Berjeli, que llegó al debate detenido en el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza, tuvo la oportunidad de defenderse y en todo momento manifestó que es “totalmente inocente”. Los magistrados no le creyeron y fueron en línea con el planteo del fiscal a cargo del caso, Juan Manuel Fernández Buzzi, quien señaló que había matado a su esposo con “suero envenenado durante su internación” en el sanatorio de Recoleta.

Al momento de encuadrar las acciones, el funcionario judicial remarcó que se trataba de un homicidio que alcanzaba cuatro agravantes: el vínculo, la alevosía, la codicia y el uso de veneno. “No hay ninguna duda de que Berjeli estaba intoxicando a su marido porque quería causarle la muerte. Todo fue buscado, planeado y sabido”, afirmó Buzzi.

Asimismo, el representante del Ministerio Público Fiscal sostuvo que la motivación que tuvo el podólogo para asesinar a Guzmán Jaque fue “económico. Habló de una herencia de 300 mil dólares que el responsable del hecho pretendía cobrar e informó que la víctima provenía de una familia con un alto nivel socioeconómico, con un departamento en Santiago de Chile y fondos en cuentas en ese país.

A pesar de que no se pudo llevar a cabo la autopsia de la víctima, porque su cuerpo fue cremado poco después del fallecimiento, fueron clave los análisis de sangre y de orina realizados durante la internación que arrojaron la presencia de las sustancias tóxicas. Además se tuvo encuenta el testimonio de una enfermera y las imágenes de las cámaras de seguridad donde se vio a Berjeli manipulando los sueros.

“Imposición de manos”, la justificación del acusado
De acuerdo a la investigación, Berjeli se casó con Guzmán Jaque en septiembre de 2019 y ambos convivían en un departamento del barrio de Villa Crespo, donde también vivía la madre de la víctima. Tres meses después de contraer matrimonio, el ciudadano chileno sufrió una descompensación y quedó internado en el Sanatorio Anchorena.

Si bien el hombre era portador del VIH, los médicos durante el juicio sostuvieron que se encontraba bajo control y que poseía una carga viral indetectable. Pero después de 27 días en terapia intensiva, falleció.

Una enfermera denunció a su pareja, que lo visitaba en la habitación, y por este motivo se pudo acceder a los videos de una cámara de vigilancia donde se lo observaba a Berjeli intercambiar los sueros de su marido con otros que traía en una mochila. Se indicó que estos contenían alcoholes pesados como metanol o etilenglicol, que se utilizan en solventes, anticongelantes o en cosméticos.