Un buzo “muy característico” por sus colores y diseños, es por ahora la prueba más contundente contra Ángel Nahuel Flores (28 años, había sido condenado por matar a un bebé), el último detenido por el crimen de Mario Alberto Alday (78), asfixiado con su propia ropa hasta la muerte el lunes 18 de agosto pasado, en el dormitorio del departamento que alquilaba en el 1065 Oeste de José Manuel Estrada, en Villa del Carril, Capital. Todo indica que ese día, el delincuente puso papeles y le prendió fuego a la cama de Alday, generando un incendio que no alcanzó a quemar a ese jubilado del área admnistrativa de la UNSJ.
Según fuentes judiciales, esa prenda que fue encontrada en el tendedero de la casa de la madre de Flores, en Angaco, y otras evidencias, principalmente las imágenes de cámaras de seguridad, son por ahora los indicios más fuertes que harían despegar al otro detenido por el mismo hecho, Iván Gamboa (34) un cuidacoches que también se ofrecía a limpiar parabrisas en la zona de la terminal.
“Yo no hice nada, todas las pericias les van a salir mal”, había dicho Gamboa a los pesquisas policiales de la UFI de Delitos Especiales que lo detuvieron. La investigación está dirigida por el fiscal Sebastián Gómez y los ayudantes fiscales Agostina Pérez y Adrián Elizondo, con la coordinación de los fiscales Iván Grassi y Francisco Micheltorena.
Para ese momento, los investigadores sospechaban que era él el sujeto que las cámaras captaron saliendo con un bolso de la casa de la víctima el lunes sobre las 3 de la mañana. Sin embargo un exhaustivo análisis de las imágenes y otras pruebas inclinaron las sospechas sobre Flores.
El delito que se le imputó a Gamboa es un homicidio críminis causa, es decir haber matado para ocultar otro delito: el robo de por lo menos un reloj que fue incautado y reconocido por familiares de la víctima.
Flores había sido condenado en la Justicia de la Niñez a 10 años por el crimen del pequeño Yutiel (tenía 1 año y 7 meses), porque era menor de edad (tenía 17 años). Su hermano Jonathan había recibido perpetua por el mismo homicidio.

