El pasado 26 de noviembre la conmoción fue total tras el fallecimiento de Alma Uliarte, una pequeña de 11 años que había ingresado en horas de la mañana al Hospital Rawson y lamentablemente perdió la vida. Tras este fatídico episodio, la familia no dudó en realizar una denuncia por presunta mala praxis por parte del personal médico, alegando negligencia. En medio de la tragedia y la investigación judicial que está en curso, la madre de la menor utilizó sus redes sociales para compartir con la comunidad sanjuanina un sentido mensaje.

Patricia Uliarte es la madre de Alma, la nena que falleció mientras se encontraba internada en el nosocomio. En su relato, que titulo “Carta de una madre en nombre de Alma”, la mujer, con una emoción y dolor que logra traspasar la pantalla, detalla cómo se vivieron las últimas horas con su hija, y lo que especial que la pequeña era para su familia.

Haciendo referencia al doloroso día, Patricia escribe: “En ese lugar, donde buscamos ayuda, mi hija se descompensó. Y después de horas de espera, de insistir, de pedir, de confiar, Alma dejó este mundo. Su partida fue inesperada, dolorosa y rodeada de muchas preguntas que aún no tienen respuestas. La investigación está en curso y quiero que siga adelante con seriedad y transparencia. No busco culpables señalados desde el enojo, no busco violencia, no busco odio. Busco verdad. Busco responsabilidad. Busco respeto”.

Conforme a lo que relata Patricia, define a Alma como una niña con “pensamientos profundamente conscientes para su edad”. Amante del arte en general, le gustaba bailar, cantar e incluso tocaba la guitarra.

“Alma tenía un nombre, una voz, un mensaje y una mirada que iluminaba. Mi hija no puede ser reducida a una estadística, a un expediente, a un caso más”, detalla en un fragmento de la publicación que rápidamente se hizo viral y se compartió en distintos grupos.

Un pasaje del escrito es más que llamativo por la observación que realiza Patricia. Al respecto, dice: “La salud pública de nuestra provincia está atravesando una situación grave, con numerosas demoras, colapsos, falta de atención oportuna, y casos que no pueden quedar en silencio. No se trata de un ataque. Se trata de exigir que el derecho a la salud sea real, que el cuidado sea prioridad, que el tiempo de espera no sea una sentencia, que la vida no dependa de la suerte o del estado del sistema. Alma no puede volver, pero otras vidas sí pueden ser protegidas si se escucha lo que está pasando”.

Al finalizar, realizó un pedido general a los medios de comunicación, la sociedad y a quienes se toman un tiempo para opinar, para que, si desean hacerlo, sea desde el respeto; recordando que las palabras pueden herir y ellos como familia ya perdieron demasiado.

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Alma Uliarte

“A quienes acompañan con respeto, gracias. A quienes sienten nuestro dolor, gracias. A quienes piden junto a nosotros claridad, responsabilidad y justicia, gracias. Que el amor sea más fuerte. Que el respeto sea más fuerte que la especulación. Que la verdad sea más fuerte que el silencio. Por Alma. Por la verdad. Por todas las personas que confían su vida a un hospital esperando ser cuidadas”, finaliza Patricia su carta que sigue sumando reacciones de apoyo en un momento tan duro.

El caso

Alma ingresó al servicio de urgencias del Hospital Rawson el miércoles 26 de noviembre minutos antes de las 11 de la mañana. Presentaba un fuerte dolor abdominal, malestar general y tenía fiebre, conforme relató luego Patricia en una emisora radial.

La menor quedó en observación, pero según les manifestaban los profesionales, se encontraba con signos vitales normales.

Con el paso de las horas los malestares iban pasando, salvo el dolor abdominal que continuaba. Cerca de las 17:30, mientras Alma continuaba internada en la Sala de Observación con suero y Reliverán, se descompensó.

Comenzó a presentar manchas moradas en su rostro y manos, y no podía mantenerse de pie. La familia afirma que, pese a la evidente gravedad, las enfermeras intentaron restarle importancia y les pidieron que “no se alarmaran”.

Pocos minutos después, Alma sufrió un paro cardíaco. Primero les informaron que no sabían si lograrían reanimarla; luego, que había respondido; y finalmente comunicaron que la niña había tenido un segundo paro, esta vez fatal. La secuencia completa se desarrolló en apenas ocho horas. Los familiares denuncian que la médica solo pasó una vez por la sala y que nunca se convocó a otros especialistas, a pesar de que la profesional mencionó una posible sospecha de meningitis.

De acuerdo a los primeros resultados de la autopsia, Alma tenía buen estado nutricional y falleció a causa de un paro cardíaco. La familia exige justicia y reclama que se investigue el accionar del personal médico y de enfermería.