El caso del hombre que fue baleado por su propio vecino, luego de ser confundido con un delincuente, sumó nuevos detalles en las últimas horas. Fuentes judiciales confirmaron a Diario de Cuyo que la víctima, de apellido Lucero, de 31 años, permanece internada en terapia intensiva, bajo medicación y en observación estricta durante al menos 72 horas.

Si bien los médicos indicaron que su vida no corre riesgo inmediato, su cuadro continúa siendo delicado. Una de las balas permanece alojada en su organismo y no puede ser extraída, debido al riesgo que implicaría la intervención. Los disparos —uno en el pecho y otro en el cuello— fueron certeros y le provocaron lesiones de gravedad.

El fiscal Alejandro Mattar tomó intervención este jueves, tras recibir el expediente con las actuaciones policiales. En paralelo, el autor de los disparos, un hombre de apellido Narváez, de 76 años, quedó detenido en su domicilio a la espera de la audiencia de formalización. La Justicia dispuso que no fuera trasladado a un calabozo común debido a su avanzada edad, sus problemas cardíacos recientes y su cuadro clínico general, que incluye hipertensión y diabetes.

Narváez contaba aparentemente con autorización legal para portar el arma utilizada, una pistola calibre 9 mm, y según fuentes del caso, tiene experiencia en su manejo.

Cómo fue el confuso episodio

El hecho ocurrió durante la madrugada de este miércoles en el límite de barrio San Luis y villa Italia, en Rawson. Según reconstruyó la Policía, tanto Lucero como Narváez escucharon ruidos en los techos de sus viviendas, que comparten un patio de fondo, y ambos creyeron que se trataba de ladrones.

Lucero, que vive en la villa Italia, al oír los ruidos y pensar que intentaban robarle, subió al techo para verificar y se topó con dos personas que estaban intentado sustraer la unidad exterior de un aire acondicionado. Tras alertar a su esposa y regresar al techo, se escucharon dos disparos que lo derribaron.

El aire acondicionado en la casa de Lucero, la víctima del caso.

Por su parte, Narváez vio una silueta en su techo y, creyendo que se trataba de uno de los delincuentes, disparó sin mediar palabra. Recién después supo que había herido a su propio vecino. Inmediatamente entregó el arma a la Policía y admitió haber efectuado los disparos.

La teoría inicial de los investigadores es que los delincuentes escaparon por la casa del tirador, aunque este no llegó a verlos claramente, sí la silueta de su vecino, a quién no conocía y con el que nunca tuvo un conflicto previo.

La investigación, a cargo de la Comisaría 24°, la Departamental 3 y la Unidad Fiscal Genérica, continúa para determinar responsabilidades y esclarecer por completo el confuso episodio que dejó al joven en estado crítico.