El ministro de Planificación argentino, Julio De Vido, "arregla su salida del Gobierno y apunta a (gobernar) Santa Cruz", informó ayer la edición on line del diario porteño Perfil.

Dos fuentes distintas, una con acceso a Olivos, otra con contacto directo con el operador K Rudy Ulloa, dijeron a Perfil que el ministro de Planificación, Julio De Vido, "está con un pie afuera". Su reemplazante sería el actual secretario de Obras Públicas, José López, también hombre de confianza de Néstor Kirchner.

"La venta de Telecom Italia o su estatización será, muy probablemente, la última intervención de De Vido como ministro. Hasta dicen que amagó con renunciar en la semana", difundió el diario porteño. "Y no es que esté pensando en abandonar el kirchnerismo ni mucho menos. Todo lo contrario. El arquitecto ya está operando en Santa Cruz y en Buenos Aires para apuntalar al sucesor de Daniel Peralta (Kirchner ya no confía en el gobernador), candidatura que podría encabezar el propio funcionario si es que le dan bien los números en las encuestas", agregó.

De Vido está entre los funcionarios con más poder en el gabinete. Ocupa el puesto desde el 25 de mayo de 2003. Controla subsidios por más de 15 mil millones de pesos y administra fondos fiduciarios millonarios con absoluta discrecionalidad. Digita la obra pública en la Argentina y negocia con los grandes empresarios sin que le "tiemble el pulso". Es, además, un kirchnerista antes de que el ex presidente llegara a la Casa Rosada. Y una pieza clave en el engranaje oficialista. Pero está quemando sus últimos cartuchos adentro del Gobierno.

De Vido acusa el desgaste propio del cargo, siente la presión judicial que aumenta proporcionalmente a medida que decae el poder del kirchnerismo y sabe que su salida también podría oxigenar el gabinete de Cristina Fernández de Kirchner.

Durante su gestión comandó la estatización de Aguas Argentinas, Aysa, el Ferrocarril Roca, el San Martín y el Correo.

También enfrentó escándalos de corrupción como las coimas por el gasoducto construido por Skanska y la valija de Antonini, que tuvo como protagonista a un subordinado suyo, Claudio Uberti.