"Fui criado a los golpes físicos y psíquicos en una casa que fue sucursal de una comisaría". Así lo reveló ayer el legislador porteño kirchnerista Juan Cabandié, hijo de desaparecidos cuya identidad fue recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo, en el inicio del juicio al acusado de ser su apropiador, el ex oficial de inteligencia de la Policía Federal Luis Antonio Falco.
El ex oficial Falco fingió ser su padre y le ocultó su verdadera identidad, por lo cual Cabandié describió una tortuosa relación familiar ficticia que perduró hasta que, a los 19 años, decidió romperla.
"Siempre me sometían a malos tratos. Fui criado a los golpes físicos y psíquicos (…) en esa casa, que era una sucursal de una comisaría" en la que "el miedo estaba presente todo el tiempo", narró Cabandié.
Así, recordó los adornos y cuadros con la simbología policial e incluso los regalos con iconografía nazi que recibía Falco, quien además, dijo, "andaba todo el día armado".
El hoy legislador porteño supo en 2004, después de un examen de ADN dispuesto en el marco de los procesos iniciados por Abuelas, que en realidad era hijo biológico de Alicia Alfonsín y Antonio Cabandié -secuestrados en 1977 por la dictadura y aún desaparecidos- y había nacido en cautiverio en marzo de 1978 en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Ante la jueza federal María Servini de Cubría, quien lleva adelante el juicio que se celebra bajo la modalidad del viejo Código Penal, por lo que no reviste las características típicas de un juicio oral y público, describió una suerte de presión psicológica que los apropiadores suelen ejercer sobre los hijos de desaparecidos.
"Nos hacen sentir culpas mostrándonos lo bueno que fueron al darnos comida y estudios", reflejó.
