El Casino de Oficiales del ex centro clandestino de detención que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) fue abierto ayer al público con una recorrida en la que pudieron apreciarse los cambios edilicios introducidos por los represores para esconder pruebas y rastros aún visibles dejados por algunas de las 5 mil personas que estuvieron detenidas y fueron desaparecidas.

El edificio constituyó el "núcleo duro" de la represión, la base de operaciones e inteligencia de los grupos de tareas que actuaron durante la última dictadura militar y el principal lugar de detención y torturas del predio, que consta de 17 hectáreas y fue recuperado el 24 de marzo de 2004.

En el segundo piso del edificio funcionó una maternidad clandestina en la que al menos 35 mujeres detenidas-desaparecidas dieron a luz en cautiverio.

"Recuerdo bien que cuando llegué me bajaron en un ascensor al sótano. Después de ser picaneado me llevaron al tercer piso", afirmó ayer Carlos Muñoz, uno de los sobrevivientes del centro clandestino de detención, a dos días de conmemorarse el 35 aniversario del golpe de Estado. El ascensor en el que los represores subieron a Muñoz luego de torturarlo fue inhabilitado en 1979 por los responsables militares del lugar, ante la visita que realizaron los integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Parado en ese sitio, Muñoz asegura que el funcionamiento del ascensor se transformó "en un hito" entre varios de los sobrevivientes de la ESMA por "el ruido" que provocaba cada vez que se lo utilizaba y el temor que simbolizaba su andar.

El sótano del Casino de Oficiales era una de las dos salas de torturas construidas por los represores, y también el primer y último lugar en el que estuvieron los detenidos-desaparecidos. Allí eran anestesiados antes de ser llevados al aeroparque Jorge Newbery, desde donde partían los denominados "vuelos de la muerte", la metodología principal para desaparecer a los cautivos tras arrojarlos vivos al mar desde el aire.