Como un vendaval, Jorge Casaretto, el obispo de San Isidro y titular de la Pastoral Social -la comisión de la Iglesia que se ocupa de los temas sociales, políticos y económicos del país- pasó ayer por San Juan tocando un amplio repertorio de sectores y dejando una suerte de pedido. "La Argentina requiere más diálogos, diálogos fructíferos, establecer consensos y esos consensos tienen que fijarse en políticas públicas. Quisiéramos que en este período, del 2010 al 2016, todas las políticas públicas en Argentina tendieran a erradicar la exclusión y la pobreza", dijo el religioso, de cara al Bicentenario. Ese mismo mensaje se lo planteó a los tres poderes empezando con José Luis Gioja y la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner, siguiendo con los legisladores provinciales y nacionales y luego con la Corte de Justicia en pleno. Se lo planteó a los periodistas, a la CGT y empresarios e industriales, a las universidades, a la Sociedad Israelita y al finalizar el día, a militares, dirigentes opositores y a la gente en general en una conferencia abierta.

La visita de Casaretto se dio justo en momentos en que se reavivó el debate por la pobreza en la Argentina. Esto, tras su propio análisis publicado el mes pasado en Clarín que contradecía los números oficiales del INDEC subrayando el casi 40% de pobres en las mediciones de la Universidad Católica Argentina, tras la polémica carta del Papa Benedicto XVI pidiendo que se reduzca el "escándalo" de la pobreza en la Argentina, y tras la reafirmación de este análisis que hizo el cardenal bonaerense Jorge Bergoglio para el día de San Cayetano.

Aún así, Casaretto llegó con un mensaje conciliador y evitó las confrontaciones. Fue en sintonía con aceptar compartir escenario dos veces con el gobierno provincial y nacional, en una reunión a primera hora de la mañana con Kirchner (ver página 3) y en la apertura de las "Cátedras de Políticas Sociales hacia el Bicentenario", donde Casaretto -en todo momento acompañado por Monseñor Alfonso Delgado- escuchó discursos oficiales con fuertes aires reivindicativos de la gestión hacia los más necesitados.

Tanto así, que dijo que apareció "magnificada" la palabra del Papa y aseguró que los dichos de Benedicto son en base a lo que le dijeron los obispos desde Argentina y que deben entenderse como una ayuda para "que seamos más concientes todos". A los legisladores les dijo que "tienen que sentirse tocados por la pobreza de los argentinos. Todo lo que hemos hecho lamentablemente no alcanza". Y agregó: "qué importante sería que todas las fuerzas vivas entendiéramos ésto y que terminemos en el año 16 erradicando la pobreza. ¿Es una utopía? nosotros creemos que no".

Casaretto vino a difundir en una conferencia que ofreció anoche en el Centro Cívico el documento consensuado por los obispos argentinos denominado "Argentina del Bicentenario: el desafío de construir un país que incluya a todos". Pero lo que quería decir se lo dijo sector por sector temprano.

"Nosotros estamos proponiendo el diálogo como el gran camino de la reconstrucción argentina pero todo diálogo para ser creíble debe ser eficiente, se dialoga para llegar a un consenso, y eso es lo más difícil. El diálogo para ser eficiente debe mirar siempre al bien común y para que pueda concretarse siempre hay que renunciar a algo", remarcó Casaretto cuando le habló a los legisladores. Y agregó enfático: "nosotros creemos que la Argentina requiere de algunos consensos fundamentales que se transformen en políticas públicas. Ustedes cambian, pero el que viene después de ustedes tiene que tener un punto en común con ustedes porque sino, cada vez que hay elecciones estamos como reinagurando el país o la provincia y eso no puede ser".

Los interlocutores lo escucharon con atención, a veces lo aplaudieron, y todos se comprometieron a hacer su parte. Al menos, tomaron el guante públicamente la ministra Kirchner, Gioja, el ministro de Desarrollo Humano local Daniel Molina, los legisladores nacionales y locales, los cortistas, la CGT y los empresarios e industriales, entre otros, prometiendo actuar desde su sector para trabajar en el pacto a largo plazo. El más enfático fue el gobernador, quien dijo que impulsará un pacto entre gobernadores para que quede firmado qué pautas conservar en el tiempo.