Daniel Tomas jamás se había acercado tanto a la izquierda. A Hugo Domínguez le revienta la pinta de Eduardo Cáceres. Nancy Avelín sigue orgullosa de aquella campaña en la que logró bajar 6 kg. Mauricio Ibarra reconoce su complejo por petiso. A César Jofré le piden que no se ponga adelante en las fotos porque tapa a todos con la cabeza. Señoras y señores se desmadraron los precandidatos. Horas antes de medirse en las urnas para ver si los sanjuaninos los quieren como aspirantes a una banca del Congreso Nacional, los doce cabezas de lista están juntos en un subsuelo de unos 60 m2, compartiendo tablas de fiambres, sánguches de miga, una copa de champán y un backstage desopilante para terminar armando la foto de tapa de DIARIO DE CUYO.

Parecía difícil hacer coincidir a todo el abanico ideológico en una producción fotográfica. Pero el humor y las anécdotas que ellos mismos generan aceitan todo.

"Mirá, Domínguez posa como para Graduados", abre la apuesta Alberto Sánchez cuando el referente radical se retoca el peinado para la foto individual. La cosa se anima. ¿Da para más? Claro que sí. Domínguez no puede aguantar desplegar su pimienta cordobesa por todo el salón y arremete, pasándole un brazo sobre los hombros al joven delfín del PRO, Eduardo Cáceres: "Lo odio a Cáceres -confiesa de golpe-. Él se lleva todas las mujeres en la campaña. Yo ya engordé como 20 kg, casi que hice un embarazo en la campaña y este está igual".

Mientras van pasando de a uno al punto central entre las luces, el grupo se desabriga y mira de reojo la mesa servida, que en este mediodía preelectoral es tanto o más codiciada que los votos.

HISTORIA, POLÍTICA Y COMIDA

Alberto Agüero, flanqueado por las otras dos precandidatas de la izquierda sanjuanina, se luce con su conocimiento de la historia. "Acá antes imprimían el diario", dice, recorriendo con la mirada el estudio de fotografía. La charla sobre los ’70 deriva en los políticos de entonces y Agüero se acuerda del exgobernador Eloy Camus y de que cada vez que iba a la casa del patriarca peronista, el joven Agüero, alumno de Camus, debía sentarse en el piso o quedarse parado nomás porque no había modo de sacar los galgos gigantes que dormitaban en los sillones.

Enrique Conti ve el filo de la charla histórica y se convierte en un súbito animador de la reunión. Ametralla anécdotas de los Cantoni; cuenta cómo Aldo Cantoni fundó en Buenos Aires el Club Atlético Huracán y volvió a las apuradas a San Juan porque habían metido presa a toda su familia.

Quedan pocos para el retrato individual y por ahí anda Nancy Avelín, escondiéndose detrás de la figura espigada del basualdista Fabián Martín y de la espalda portentosa de Conti. Pero el fotógrafo del diario la descubre y la convoca. "Me estaba tapando, pero no hay caso", admite la mujer. Domínguez la cruza: "Dale Nancy, que sos una turquita linda".

Ya pasaron veinte minutos del horario de la cita y aún no llegan todos. Algunos se animan a preguntar si hay que esperar a que haya quórum completo para atacar la mesa. Mientras se debate tal cosa, aparece Cáceres portando un plato con sanguchitos para todos. Domínguez y Sánchez suspiran de alivio: hacía hambre. Ambos acusan haberse quedado sin plata y con apetito tras su campaña.

Ya sin tabúes, todos comen, esperando la foto grupal. Las chicas tienen un poco más de prurito al principio, pero después se suman al banquete. La primera es Mary Garrido, que se arma un sánguche con los fiambres de una tabla. Luego Gloria Cimino, colega y competidora. Pero Nancy Avelín se resiste. Dice que estuvo tomando mucho mate más temprano y siente el estómago lleno. La alimentación y la política da mucho que hablar en la trastienda de una foto de tapa. "La campaña de 2007 -dice la cruzadista- me encantó porque terminé bajando 6 kg. Me la pasé caminando. ¡Tres pares de zapatos destrocé! Pero no vaya a poner esto en el diario, ¿eh?".

Y AL FINAL, LA FOTO

Doce y media pasadas. El fotógrafo acomoda a los once precandidatos; falta Mauricio Ibarra, ya avisaron que lo más probable es que no pueda asistir porque está descompuesto. Un lomo la noche anterior le ganó el cuerpo a cuerpo. Pero cuando el grupo ya está prolijamente formado y con su mejor sonrisa ante la cámara, aparece Ibarra, algo pálido y con tranco apurado. "Uh, bué, empecemos de nuevo. El Mauricio se vino caminando", lo encara Tomas.

Ibarra va de punta a punta por el grupo y se acomoda junto a los grandotes: Domínguez, Cáceres, Conti, en la fila de atrás. "Tampoco sos tan alto", le grita alguien desde el costado, entonces el rawsino va para adelante y se para al lado del abogado César Jofré. Al final, Ibarra refunfuña: "Che, no sólo soy el más bajo en las encuestas, soy el más bajo de estatura también".

Se retoma la sesión, esta vez con los doce que ocuparán hoy el centro de la escena política sanjuanina. El fotógrafo dispara y dispara. "No me saqués la chueca", le advierte Tomas. Ya algo obsesionado, Domínguez hace otra confesión desde atrás: "Estoy pellizcando a Cáceres, a ver si aunque sea así sale feo".

Las imágenes son primero sin urna, luego ésta entra en escena. No saben bien dónde ponerla para que no se caiga. "Si querés -propone Ibarra- la hago levitar. Yo soy medio mago". Al final, la terminan sosteniendo los dos precandidatos que están ubicados al medio, Daniel Tomas y Mary Garrido. "Vamos cincuenta y cincuenta con estos votos, ¿ah?", le susurra la mujer al giojista.

La escena es pintoresca. Todos lo notan y la carcajada les sale de las entrañas. Es la foto perfecta para la portada del diario. Domínguez le pone palabras: "Ay Mary, cuántas explicaciones vas a tener que dar". Sin dejar de reir, se prende Fabián Martín: "¿Viste que el peronismo era de izquierda?". Tomas, que no suelta la urna que tiene junto a Garrido, le devuelve el guiño: "Nunca estuve tan cerca de la izquierda".

La foto está finalmente lista y el champán también. Los doce vuelven a la mesa y, en el desorden, algunos reconocen que deben irse y se despiden. Los que quedan arman el brindis y saludan al anfitrión, Dr. Francisco B. Montes, director de DIARIO DE CUYO. Siguen posando para el fotógrafo y Tomas, copa en alto, presenta una queja formal: "¡Jofré pone la cabeza adelante y no se ve nadie de atrás!".

Uno a uno, los precandidatos se van yendo y dejan apretones de manos, besos y abrazos para sus contendientes, los periodistas y los mozos. El clima que dejan latiendo en este subsuelo es el mejor. "Hice muchos amigos hoy -sintetiza Domínguez-, mucha suerte para todos". Y cuando Ibarra se convierte en el último en encarar hacia la escalera, sólo quedan los medios sánguches y algunas copas semivacías como testimonio de una reunión, una excusa fotográfica, un gesto sanjuanino de madurez política.