La historia parece sacada de un film. A tan sólo 21 días de haber sido condenados en San Juan a cumplir duras penas de prisión por las atrocidades que cometieron durante la última dictadura, los represores Jorge Olivera y Gustavo De Marchi se fugaron ayer en la tarde del Penal de Marcos Paz, en Buenos Aires. La noticia se conoció por fuentes de la Justicia Federal, fue confirmada horas después por voceros penitenciarios y causó indignación en la provincia. Los exmilitares habían sido trasladados temporalmente a la cárcel bonaerense y todavía no hay detalles de cómo fue que hicieron para escaparse.

Olivera y De Machi son dos de los siete condenados que dejó el megajuicio por delitos de lesa humanidad que terminó el 4 de julio en la provincia (ver foto). El primero recibió la pena de cadena perpetua por ser autor de homicidios, torturas, secuestros y asociación ilícita durante la dictadura en San Juan. Mientras que sobre su camarada recayeron 25 años de prisión por haber cometido torturas, abuso deshonesto y asociación ilícita, entre otros delitos.

El castigo les duró poco tiempo. Aunque parezca increíble, a menos de un mes se fugaron. Olivera y De Marchi estaban alojados en el Penal de Chimbas junto a los otros condenados y, según las fuentes, la semana pasada fueron trasladados a Marcos Paz porque se querían realizar algunos estudios médicos. De ahí que se sospecha que no fue fruto de la oportunidad, sino que lo planearon.

Hasta anoche no se conocía cómo y en qué circunstancias pudieron irse. Una de las versiones que circuló es que cuando los llevaron a realizarse los estudios, aprovecharon para evadir a los efectivos del Servicio Penitenciario. Pero en el Penal de Marcos Paz, si bien confirmaron la fuga, evitaron dar datos.

La noticia generó una mezcla de sorpresa, malestar y espanto entre las autoridades oficiales y aquellos sanjuaninos que fueron presa de la dictadura entre 1976 y 1983. El gobernador José Luis Gioja, que estuvo detenido y fue torturado, tiró toda su irritación: “Tenemos mucha bronca, estamos muy apenados y repudiamos totalmente lo que pasó, es un ataque a la democracia, se los juzgó con justicia y esto demuestra que no respetan las normas y siguen siendo autoritarios”.

Margarita Camus, otra de las víctimas y querellante en el megajuicio, dijo que “es de no creer, siento una impotencia enorme, vamos a exigir una investigación porque esto no se logra sin la complicidad del traslado”. “La sensación de riesgo es absoluta y sentimos temor”, agregó con angustia.

Frente a la reacción, Gioja intentó llevar tranquilidad a todos aquellos que sufrieron la dictadura y que de una manera u otra aportaron datos clave en el megajuicio. Aseguró que tomarán todas las medidas de protección que hagan falta.

Olivera fue el jefe de Inteligencia del RIM 22 en la dictadura y desde ese cargo actuó como uno de los principales operadores del aparato represivo en la provincia. De Marchi era el jefe de la Compañía Comando y hace unos meses, amenazante, casi que presagió su escape mientras era juzgado por el Tribunal Oral Federal: “Esto no es una amenaza pero escribí bien, vos tenés familia y en algún momento voy a salir”, le espetó al periodista de este diario Claudio Leiva en una encerrona que le hizo en un sector contiguo al recinto de audiencias para intentar intimidarlo, hecho que fue denunciado ante la Justicia.

No es la primera vez que los dos represores evaden la Justicia. Olivera estuvo prófugo ocho años y fue detenido en noviembre del 2008 por una unidad especial Ministerio de Justicia de la Nación, acusado por entonces en la causa Camus y la desaparición de la modelo franco-argentina Marie Anne Erize. A De Marchi lo arrestó la División Operaciones de la Policía Federal en febrero de 2012, cuando caminaba por el centro de la localidad balnearia de Villa Gesell.