Monseñor Alfonso Delgado tomó el micrófono, dijo que primero no quería abrir las Jornadas de Reflexión sobre el Proceso de Selección de Jueces, pero que creía que podía "sumar". Inmediatamente disparó un fuerte análisis de la Justicia en el país y en San Juan, frente a un auditorio donde estaban el cortista Humberto Medina Palá, el fiscal General de la Corte Eduardo Quattropani, y donde se hizo notar la ausencia del Consejo de la Magistratura y del Foro de Abogados.

Monseñor habló de que en el país hay "Consejos de la Magistratura (organismos que designan a los jueces) ornamentales, más funcionales al poder político que a la búsqueda de jueces más idóneos e independientes. Hay concursos para jueces viciados de sospechas y encubrimientos, a fin de que gane fácilmente el caballo del comisario. En algunas evaluaciones para nombramientos de jueces se han detectado candidatos que han copiado como chicos del colegio". Así mismo, dijo que "San Juan no es ajena a las preocupaciones y a las inquietudes sobre la administración de Justicia".

El arzobispo agregó que "los jueces deben ser verdaderamente independientes en sus juicios, independencia garantizada por la ecuanimidad del procedimiento de su designación, y también en su proceder como magistrados: más amigos de la verdad y de la justicia que de sus amigos, de los parientes y de cualquier poder político, económico o de parte. Por algo a la Justicia se la representa con una venda en los ojos, aunque a veces se la aflojemos para que no sea tan independiente".

El mensaje de Monseñor se dio en medio de la polémica por las designaciones de la Corte de Justicia, la mayoría beneficiando a familiares de jueces y funcionarios, y sin concurso previo.

Delgado dijo que las provincias necesitan mejorar bastante los Consejos de la Magistratura, y se quejó de que las reformas a este cuerpo estén congeladas desde hace años por la Ley de Emergencia Pública. Aseguró que la actual ley tiene un funcionamiento muy escueto y sintético, y que San Juan tiene una posibilidad de mejorar su administración de justicia. Esto se logra, dijo, "si en vez de sacarnos los ojos castigándonos y echándonos culpas y más culpas, optáramos por sumar nuestras experiencias y propuestas".

Monseñor también dedicó un fuerte párrafo a los otros dos poderes en todo el país. Dijo que "el ciudadano percibe que las leyes se sancionan a la medida de intereses particulares, por no decir intereses torpes; leyes con nombre y apellido que benefician a algunos o están dirigidas contra otros, especialmente el que piensa diferente. A veces se levanta la mano en contra de los intereses de la población". Y que "navegamos en el autoritarismo, en una dirección que parece ser la suma del poder público, que acapara los recursos del Estado nacional y los fondos que legítimamente pertenecen a las provincias, disponiendo así del total manejo de la caja".

Aseguró que "se percibe una gran cerrazón para el diálogo (…) El diálogo se convierte en agravios u operaciones dignas de películas de espionaje, todo ello en defensa del mandamás de turno".