No hay dudas que la novena edición de Vinandino 2009 -el concurso internacional de vinos que organizan desde 1993 el INV, los gobiernos de las provincias vitivinícolas y el Consejo Federal de Inversiones (CFI)-, copó la agenda la semana pasada en las principales provincias productoras. Confirmó lo que habían adelantado las catas regionales: calidad, clara superación en los racimos y mejoras tecnológicas y profesionales en la elaboración enológica en bodegas. Fuera de la formalidad que lleva a los organizadores del concurso a invitar a participar a distintas regiones del mundo, los vinos argentinos fueron una vez más, los protagonistas destacados de esta nueva edición en todas las categorías. Tres "Gran Medalla" y 50 "Medalla de oro", más un gran número de "plata". San Juan consiguió 8 de oro y 17 de plata, entre ellas 2 en Vinos de Todos los días, 1 de oro y otra de plata. Fue el saldo de una competencia que marcó la excelencia de los productos nacionales en un año complejo.

"Me voy gratamente satisfecho con el concurso y con la industria vitivinícola de este país, que ha sabido conjugar en sus cifras de mercados, trabajo, tecnología y calidad", explicó Federico Castellucci, director de la Organización Internacional del Vino (OIV), en la cena del Sheraton el viernes por la noche.

De todas maneras, y a pesar de la excelencia en los vinos "premium", sin dudas, la novedad de esta edición fue la incorporación de los "vinos de todos los días". "¡Gracias por sumar esta nueva categoría. Estos vinos son el psicólogo de la gran masa de consumidores de este país!", aseguraba el carismático enólogo, Angel Mendoza. En los últimos tiempos, esa franja -los vinos hasta los $8- es la gran protagonista del consumo interno y es la que más preocupa a la actividad. "Por eso es oportuno plantearse los que integramos la sociedad vitivinícola -particularmente elaboradores, fraccionadores y trasladistas de este gran volumen de vino de todos los días- juntos aportar un decálogo con las mínimas y buenas prácticas de la enología: para intentar hacer más honesto, más digno, más amigable, menos defectuoso, el vino de todos los días para poder sustentar ese consumo", según explicaba Mendoza.

Mientras tanto, y a pesar del optimismo del titular del INV Guillermo García, que en el marco de Vinandino 2009 aseguró que "no va a faltar vino, y se llegará a la próxima liberación con stock suficiente para mantener la demanda proyectada de vino genérico, varietal, color y blanco", el sector está, al menos, inquieto. El problema sigue siendo el abastecimiento y principalmente de los grandes fraccionadores que no encuentran vinos básicos para cumplir sus compromisos comerciales en un mercado altamente atomizado y con precios presionados a la suba. Ningún operador consiguió bajar la barrera de los $2,30 para un litro de vino de color -450 unidades- la semana pasada y las operaciones de los escurridos seguían entre el $1,20 y $1,30 de contado.

De todas maneras y por encima de la contundencia de la calidad -evaluada por 32 jurados internacionales y más de 60 expertos de todo el país- en los pasillos del Sheraton Mendoza hubo una conclusión: la relación precio-calidad de los vinos de la Argentina, ha sido en este año crítico un competidor durísimo para los mesones mundiales. Lo corrobora el sostenimiento y el leve incremento en las exportaciones de los vinos embotellados durante los primeros 10 meses del año (10,5 % arriba en volumen total).

Diferente panorama para las exportaciones del vino a granel y el mosto que han caído estrepitosamente (más del 50 %, salvo septiembre para el mosto que mostró una leve recuperación).