Hoy se cumplen 65 años del primer triunfo electoral del peronismo, cuando la fórmula encabezada por Juan Domingo Perón y Hortensio Quijano se impuso en las presidenciales con el 53 por ciento de los votos. Ese éxito fue consecuencia de la victoria política del 17 de octubre de 1945, cuando una multitud obrera arrancó de la cárcel al que cinco meses más tarde elegiría como presidente.

Por aquellos años, pocos creían que el entonces coronel Juan Domingo Perón podía ganar las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946 convocadas por el presidente de facto Edelmiro Farrell. Aunque por cierto no existían entonces las encuestas, prevalecía en Buenos Aires la idea de que el candidato opositor José Tamborini, de la Unión Democrática, contaba con el favor de la mayoría, si bien había en este flanco, también, un fuerte temor a que el régimen militar de Farrell-Perón persistiera en la costumbre del fraude institucionalizado de los años treinta.

Pero no hubo fraude -fueron las primeras elecciones limpias desde 1928- y ganó Perón, el ministro de Guerra, secretario de Trabajo y Previsión y vicepresidente de la dictadura saliente de Farrell: Perón obtuvo 1.487.886 votos, que por última vez fueron todos masculinos. La Unión Democrática sacó 1.207.080.

El binomio que encabezó Perón ganó por siete puntos porcentuales. La novedad política del triunfo del naciente peronismo fue el respaldo masivo de los trabajadores, que se habían movilizado hasta convertir a Perón en su líder, y que ahora reafirmaban su fidelidad con el hombre que había cincelado su perfil social desde la Secretaría de Previsión, al reconocer derechos que los obreros reclamaban desde principios del siglo XX.

En las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946 se presentaron dos fórmulas, con la particularidad que la Unión Democrática nucleaba a los sectores conservadores, a las capas medias y a los partidos socialista y comunista.

La Unión Democrática (UD) llevó como consigna una frase aprobada por la Unión Cívica Radical (UCR), que fue "Por la libertad contra el fascismo", mientras que el laborismo levantó la de "Braden o Perón". La alusión directa era para Spruille Braden, embajador de Estados Unidos en nuestro país, empresario y lobista, para más datos.

Los ideólogos de la UD creían ver en Perón concepciones de tipo fascista, además de pensar que la lucha contra el nazismo seguía siendo la tarea principal a nivel internacional, a pocos meses de la finalización de la II Guerra Mundial. La mayoría del pueblo argentino creyó lo contrario, y vio en Perón al dirigente que había comenzado a reivindicar la justicia social.

La consigna "Braden o Perón" tuvo que ver con las opiniones de aquel efímero embajador norteamericano en el país, quien recomendó a la Casa Blanca oponerse al ascenso del influyente militar argentino.

Los acontecimientos del 17 de octubre de 1945, que rescataron a Perón de su prisión en la isla Martín García, pesaron para que el gobierno de facto decidiera adelantar las elecciones presidenciales, que, en principio, habían sido convocadas para abril del "46.

A principios de Octubre de 1945, la mayoría de los militares que integraban el gobierno de Farrell exigieron a Perón la renuncia a sus cargos (vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo) y lo llevaron detenido a la isla Martín García.

Todo porque había crecido el descontento y la oposición de los terratenientes y de los grandes empresarios a la política social de Perón. Ante la profundización del enfrentamiento social entre las organizaciones obreras y empresariales, se aceleró el acercamiento político entre Perón y el sindicalismo. Además, Perón iba ganando cada vez más poder dentro del gobierno, llegando a ejercer simultáneamente los tres cargos mencionados.

Ante la ofensiva de la oposición, la mayoría de los militares que integraban el gobierno de Farrell creyeron que era necesario deshacerse del sector político liderado por Perón, considerado el más irritante por la oposición y muy peligroso por su avance sobre distintas áreas del Estado. Por eso, Perón terminó preso, aunque después lo esperaba su primera victoria.