La identificación de los restos del senador provincial del PJ, Guillermo Vargas Aignasse y la revelación del hallazgo de una fosa común con 15 cadáveres de desaparecidos, algunos atados en sus extremidades y quemados, conmocionó ayer a Tucumán ya que corrió el velo del horror de la última dictadura militar en esa provincia. En ambos casos fue clave el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que está trabajando en la zona desde marzo.

Los restos de Vargas Aignasse fueron encontrados en una fosa común e identificados, informó ayer su hijo Gerónimo, ex diputado nacional y actual legislador tucumano. Por el crimen de Vargas Aignasse, perpetrado en abril de 1976, fueron condenados en 2008 a cadena perpetua los ex jerarcas de la dictadura Luciano Benjamín Menéndez y el recientemente fallecido Antonio Domingo Bussi, con fallos que quedaron firmes tras ser confirmados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

El Pozo de Vargas
La identificación fue con una certeza del 99,9% de la comparación del ADN de los hijos de Vargas Aignasse y restos óseos de un pie del senador en el llamado Pozo de Vargas.

El Pozo de Vargas es una vieja construcción de mediados del siglo XIX enterrada en el suelo (una suerte de chimenea invertida), para extraer agua cuando en la zona pasaba un tren a vapor de trocha angosta que llevaba caña de azúcar a ingenios cercanos.

Los trabajos del EAAF llevan recuperados varios cientos de trozos de ropa, calzados y huesos, entremezclados con cal y otros componentes químicos para acelerar la descomposición orgánica, lo que dificulta la identificación de las víctimas arrojadas en el sitio.

Se extrajeron muestras del pozo (en desuso desde principios del siglo pasado) de hasta unos 50 metros de profundidad, y quedarían aún unos 30 metros más para llegar al fondo, donde se presume que habría la mayor concentración de pruebas.

Fosa de Azcuénaga
Dentro del ex Arsenal Miguel de Azcuénaga del Ejército, donde funcionó el mayor centro clandestino de detención y exterminio de Tucumán, fue descubierta una fosa común con restos de al menos 15 desaparecidos en la dictadura.

Según los responsables del operativo, los esqueletos estaban atados de brazos y presentan signos de haber sido incinerados. Junto a los cuerpos encontraron proyectiles de armas de fuego, ropa y calzado.

Esta tumba colectiva contendría restos de personas secuestradas que fueron ejecutadas en persona por Bussi, quien solía disparar en la nuca a los prisioneros, y por sus subordinados de la represión ilegal.