El mismo día en que Barack Obama cometía "sincericidio" (algo así como un suicidio por exceso de sinceridad) al recibir el premio Nobel de la Paz con la frase "a veces la guerra es necesaria", en San Juan un dirigente sindical hacía gala de lo contrario. Es decir, guardaba silencio antes que consumar un acto de honestidad lingüística que le habría costado un dolor de cabeza similar al del líder estadounidense.

En plena negociación paritaria en el Ministerio de Educación, el dirigente tuvo que referirse públicamente a la posibilidad -casi certeza- de que el fondo compensador docente de enero y febrero se pague en tickets y no en efectivo: 200 pesos mensuales por cargo, hasta 400 pesos por maestro. Un bono nada despreciable en el marco de salarios magros.

Sus colegas gremiales salieron con menor o mayor vigor a cuestionar el pago en tickets ya que a lo largo de 2009 el gobierno eliminó estos vales en cumplimiento de la llamada "Ley Recalde". Calificaron de contrasentido y de marcha atrás que el fondo compensador que Nación paga de marzo a diciembre en efectivo lo abone la provincia en enero y febrero con esta suerte de cuasi moneda.

Créase o no, el sindicalista en cuestión dijo en privado que flaco favor haría a los docentes si aceptara dinero en efectivo. En tal caso, el costo a pagar es un 20 por ciento de los 200 pesos, debido a los descuentos de ley. Un percance que se evita fácilmente con los tickets. Lo ideal sería, en realidad, que el gobierno de la provincia accediera a pagar de sus propias arcas la diferencia para que el maestro perciba los 200 pesos en billetes. Pero las cuentas del Estado ya no son lo holgadas que eran hace un par de años y el arco sindical lo sabe.

Con el micrófono encendido, silenció este razonamiento y se limitó a decir que habrá que esperar a que el gobierno formule la propuesta sobre el pago del fondo compensador. Y punto. La ministra Cristina Díaz tampoco abundó en detalles ante la consulta periodística.

En términos del sindicalista, prima el criterio del mal menor. Los tickets no son el medio de pago ideal, pero permiten que el docente embolse la cantidad sin retenciones de ningún tipo. Entonces, es una meta aceptable. Aunque no se pueda decir a cara descubierta, por ahora, en preservación de la imagen del gremio. Lejos de cometer un "sincericidio" semejante.