Apoyo. Para Carlos Goya Martínez Aranda su mujer y sus tres hijos son sus pilares. Al igual que sus hermanos, los dos que tiene de crianza y los otros dos de sangre que le dio su padre, Francisco Luis Goya, desaparecido en la dictadura.

Sus padres biológicos le dieron el nombre Jorge Guillermo, pero él optó por mantener el de Carlos Alberto, el que eligieron sus apropiadores porque dice que así lo reconocen socialmente. Sí cambió su apellido, ya no es más Tejada y desde hace un par de años lleva el de sus "viejos" y el que porta en su sangre: Goya Martínez Aranda. Hace tres años, se despertó y le dijo a su mujer que iba a comenzar a festejar su cumpleaños el día que realmente nació, el 31 de julio, y no el 26 de agosto, como lo asentaron en el Registro Civil cuando llegó a las manos de la pareja a la que él llamaba "papá y mamá". A pesar de que a los 28 años sufrió mucho por el hecho de haberse enterado de que fue apropiado, dice que aquél Carlos Alberto Tejada, como lo llamó su familia de crianza, "se fue", y que ha perdonado a quien fue su apropiador.

Carlos es el nieto recuperado número 92. Fue el primero de la provincia y el juicio que lo tuvo como protagonista, en 2011, también fue el que dio inicio a los procesos por delitos de lesa humanidad cometidos en San Juan (Ver página 3). En él, sus padres de crianza fueron condenados por su apropiación cuando era bebé, hijo de desaparecidos. Fueron 12 años de prisión para Luis Alberto Tejada y 5 años de reclusión domiciliaria para Raquel Josefina Quinteros.

Fuera del sufrimiento por el que pasó al descubrir su identidad, para Carlos lo más importante fue el apoyo de sus dos hermanos de crianza y que haya podido conocer la verdad, por eso explica que pudo perdonar a la pareja que lo crió, sus apropiadores. Fuera de eso, aclara que le quedaron muchas preguntas para hacerle a quien fue su padre, ya que éste falleció en 2016. Respecto a Raquel, le sigue diciendo "mamá" y mantiene contacto con ella.

"Mis hijos me dijeron que vamos a encontrar a mis viejos y que les vamos a llevar flores".

CARLOS GOYA  -  Nieto recuperado en San Juan

El proceso de perdón para Carlos pasa por "seguir adelante y ser feliz. No puedo vivir con rencores, por mis hijos, por mi familia, para sentirme completo. Que no se entienda que estoy dejando atrás o de lado. No. Son cosas que pueden ir de la mano. Para sanarse internamente, uno necesita perdonarse y perdonar".

De hecho, sobre sus padres de crianza, explicó que "mi vieja fue de esas personas a la antigua, muy sometida, dominada, de hacer lo que le decían. Ella desconocía de todo. Fue una persona que me crió con muchísimo amor y cariño y eso fue lo que contagió". Por otro lado, "con mi padre no es un tema fácil, tuvimos altibajos. No tengo mucho más para decir, excepto que con el tiempo aprendí a perdonarlo", manifestó.

Si bien Carlos asegura que el juicio que atravesó, donde sus apropiadores fueron condenados, no lo ayudó, sí asegura que con el tiempo le fue beneficioso. Es que, en el momento, "fue un golpazo terrible. Me costó muchísimo. Quería estar escondido donde nadie me conociera. Tenía un vacío enorme con un problema de identidad terrible. Estaba negado a todo. Pero con el tiempo me sirvió, me di cuenta que todos estos juicios son necesarios en la búsqueda de la verdad".


A Carlos le vino el click seis años después de que se enterara que era hijo de desaparecidos. Por más llamativo que parezca, la ficha le cayó por el fallecimiento de un tío que vivía en México, hermano de su madre biológica. El hecho y saber que tenía una abuela de 92 años en el Chaco que no conocía y lo estaba esperando fueron los motivos suficientes para asumir su identidad. Otro ejes clave fueron su esposa y sus hijos. "No quería que ellos crezcan sin haber encontrado la verdad. El click se produjo por el hecho de pensar que en el futuro mis hijos me dijeran: ¿Por qué no conocimos al tío en México" o "¿por qué no conocimos a la abuelita?". Y que me preguntaran, ¿por qué no tenemos fotos con el tío Emilio y Juan Manuel? Yo quiero que conozcan toda la verdad y que ellos saquen sus propias conclusiones", dijo enérgico.

Ahora, Carlos está tranquilo, feliz, y hasta puede pensar más allá de lo que le tocó vivir. Aseguró que tiene una excelente relación con su hermano biológico, Emilio, que fue el que lo buscó incansablemente. Además, le apunta al gobierno macrista porque señala que "los juicios han disminuido y me parece una locura que se piense en liberar a represores. Dicen que esto es un tema del pasado y en realidad es actual", remarcó.