Esta vez Marta Illanes no pidió ningún deseo cuando apagó las  velitas de la torta. Dijo que aprovechó ese instante sólo para agradecer. El pasado 23 de diciembre cumplió 55 años y por primera vez pudo festejar en su propio hogar. Fue una de las favorecidas con una de las casas del Barrio Conjunto 8, en Rawson, tras llevar más de 30 años inscripta en el IPV. 


"Todos los días le pedía a Dios que no me llevara antes de poder disfrutar de mi propia casa. Escuchó mi ruego y por eso voy a estar eternamente agradecida", dijo la mujer. Hace muchos años Marta se separó de su marido y tuvo que salir a trabajar para mantener a sus hijos y alquilar un lugar donde vivir. La pensión por discapacidad que aún recibe por una enfermedad a los huesos no le era suficiente para afrontar estos gastos y tuvo que dedicarse al servicio doméstico. Sigue desempeñándose en esta tarea, aunque no por mucho tiempo más, ya que está a punto de concretar otros de sus sueños: vivir de su propio negocio. "Apenas nos mudamos con mi hija Pamela decidimos abrir una pequeña verdulería. Recién empezamos, pero si nos va bien voy a dejar de ser empleada doméstica para dedicarme a atender el negocio", dijo. 


Marta siempre soñó que su casa tuviera un patio grande para poder disfrutar de los almuerzos con sus hijos y 17 nietos. Dijo que Dios le dio hasta esta bendición. "No lo pude creer cuando descubrí que me había tocado una casa esquina con mucho espacio alrededor, sobre todo en el fondo. Me dediqué a limpiar y sacar las piedras de ese sector para dejarlo impecable antes del 24 de diciembre. Quise compartir la cena de Navidad con toda mi familia en mi nuevo patio. Fue inolvidable", dijo la mujer. 
 

Festejo sin fin. Marta Illanes dijo que todos los días brinda con su familia para celebrar que pudo concretar finalmente el sueño de tener su propia casa.