Cristina Fernández sigue de cerca y en total secreto los preparativos de la toma de posesión de su segundo mandato este sábado, en la que además de una nueva banda presidencial recibirá un ‘popular‘ bastón de mando. Pero su atuendo que usará para la ocasión sigue siendo el secreto mejor guardado, por ella y el Gobierno.

La mandataria deberá saltarse las reglas del protocolo si desea mantener el riguroso luto que lleva desde el 27 de octubre de 2010 tras la muerte de su marido, Néstor Kirchner, apuntó Guillermo Acosta, profesor del Instituto Argentino de Ceremonial y Relaciones Públicas.

‘El protocolo indica que si la ceremonia de toma de mando es de día, el presidente tiene que llevar ropa clara. Si es mujer, puede portar un vestido hasta las rodillas‘, sostuvo el especialista.

Violeta o lila
Tras la muerte de Kirchner, Cristina se ciñó al protocolo argentino, que marca negro para el primer año y gris, violeta o lila para el segundo. En ese sentido, el estilista Roberto Giordano pronostica que a partir de ahora la mandataria emprenderá un proceso de renovación. ‘Igual que es importante la innovación en la política, también lo es en la moda’, afirma el peluquero argentino, que sugiere a la Presidenta tonos más claros en su pelo, un corte de melena y más naturalidad en su maquillaje.

La Presidenta ‘se ha caracterizado por llevar buenas carteras, buena ropa, buenos zapatos. Falta el look de un maquillaje más transparente, el pelo un poco más corto, proporcional con su rostro y su altura y un tono más natural, más luces en la parte superior de la melena‘, recomienda Giordano.

Luto simbólico
Si se saca el luto será toda una señal emocional y política. Será cortar con la dependencia de la figura de Néstor Kirchner que se echó al hombro durante toda la campaña y comenzar así un nuevo rumbo político con ella como líder de un movimiento.

El “cristinismo” irá reemplazando de a poco al kirchnerismo. Podría comenzar un reacomodamiento de fuerzas dentro del PJ donde la juventud, de mano de La Cámpora, tendría un espacio de privilegio y la vieja guardia política y sindical, como la que encarga el titular de la CGT, Hugo Moyano, irían quedando en el pasado. Las agrupaciones sociales y barriales también serían parte del cimiento que apuntalará al “cristinismo”.

El sábado al mediodía, luego de jurar su cargo, la jefa de Estado recibirá la banda presidencial con los colores de la bandera argentina, hecha en seda para que resulte más liviana que la que usaron los anteriores mandatarios.

También se le entregará el bastón de mando, de 90 cm, conocido ya por más de tres millones de personas de numerosos puntos del país que participaron de su cincelado.