Luego de la devolución de gentilezas del gobierno brasileño al argentino endureciendo progresivamente la entrega de licencias automáticas para las exportaciones de algunos productos del país, la vitivinicultura se movió rápido. Este mediodía, los miembros de la Corporación Vitivinícola, acompañados por ministros de la Producción del área, estarán reunidos con funcionarios nacionales buscando rápida solución al problema. Las reuniones -programadas para las 11 en Paseo Colón, donde está Carla Campos Bilbao, Secretaria de Desarrollo Rural y Agricultura familiar- continuarán luego con Eduardo Bianchi, Secretario de Industria Comercio y Pymes y por la tarde, los ministros se encontrarán con Julián Domínguez, ministro de Agricultura, Débora Giorgi, de Producción y seguramente con miembros de la Cancillería. Según los que conocen este oficio del intercambio, calculan que los importadores cariocas saldrán a comprarle a Chile o a Europa para evitar la complicación de los trámites y esto implique para la industria una peligrosa perdida de mercado.

"En estas circunstancias, ser socio del MERCOSUR parece ser un castigo", se lamentan y recuerdan una situación similar que vivió nuestro país hace 5 años cuando el país vecino había alertado sobre la imposición de cupos a las importaciones de vinos nacionales. Lo cierto es que todo indica que Brasil toma sus represalias porque la Argentina restringió las importaciones de una serie de productos.


Impacto

El perjuicio no es solo para la industria del vino embotellado. Apenas conocida la decisión brasilera, Diario de Cuyo adelantó el daño económico que implica para la provincia de San Juan. Según informaron desde la Cámara de Comercio Exterior de esa provincia, éste endurecimiento complica la exportación de entre un 40% y un 45% en la producción tradicional de San Juan, es decir, uva en fresco, pasas, vino y mosto, además de aceitunas y aceite de oliva. Según datos del 2008 de ProMendoza -agencia público-privada que impulsa las exportaciones de la provincia- de total de exportaciones de Mendoza, el 25% va a Brasil, por lo que éste tipo de barreras no pasará desapercibida en el sector exportador y en la economía de la provincia.

Brasil es el cuarto destino de las exportaciones de vinos argentinos. Figura además entre los objetivos estratégicos de la COVIAR. En los primeros 9 meses del 2009, unas 160 bodegas enviaron a ese país 1.121.000 cajas de 12 botellas por un total de 27,5 millones de dólares, datos que hablan por sí solos de la importancia de ese mercado como destino de los productos y como generador de empleo en las zonas productivas de San Juan y Mendoza. De todas maneras, la relación comercial de Argentina con Brasil en materia vitivinícola nunca fue sencilla. Siempre se distorsionó con distintos tipos de medidas que perjudicaron -o bien impidieron- el normal desarrollo de la comercialización de nuestro país, al vecino carioca, más allá de la condición de socios en el bloque, por supuesto.