Dolores en el pecho, arritmia cardíaca, estrés, presión arterial elevada y mareos. Esos son los problemas de salud que sufre el principal implicado en el escándalo de las expropiaciones, el abogado Santiago Graffigna, según el informe médico que presentaron ayer sus abogados para que no sea trasladado al Penal de Chimbas y siga alojado en los calabozos de la Regional Sur. En Tribunales dijeron que por ahora continuará en el mismo lugar, aunque piensan disponer que sea revisado por profesionales de Salud Pública para verificar que efectivamente tiene esas afecciones.

Al contrario de lo que pasa con la gran mayoría de las personas que están presas a la espera de que sus casos seas resueltos, Graffigna permanece detenido desde hace más de cinco meses en una dependencia policial y no en el Servicio Penitenciario provincial. Incluso cuando la jueza María Inés Rosselot terminó de indagarlo y le negó la excarcelación, muchos daban por descontado que iba a ordenar que fuera trasladado a Chimbas como un detenido más. Pero nada de eso sucedió.

Fuentes judiciales aseguraron que la decisión de que permanezca en la Regional Sur se debe a cuestiones de salud. Graffigna ya había presentado una serie de informes médicos que daban cuenta de su estado y ayer, sus abogados aportaron otro que revela que sigue sufriendo complicaciones. El documento está firmado por el médico Rubén Fraifer, quien adjuntó un electrocardiograma y sostiene que el abogado tiene dolor pectoral producto del estrés, presión arterial elevada y padecimientos cardiológicos que obligan a que sea controlado periódicamente.

Graffigna es el único detenido por el caso de las expropiaciones fraudulentas y la semana pasada fue procesado junto a otros 10 imputados más. En su entorno aseguraron que la diferencia entre un lugar y otro radica, fundamentalmente, en las posibilidades de ser sometido a chequeos con regularidad. Explicaron que en la dependencia policial es mucho más fácil que sus médicos accedan a revisarlo y que puede tener una mejor contención emocional, ya que su familia y el psicólogo personal lo pueden visitar periódicamente.

En el Penal de Chimbas el régimen es mucho más estricto, la comodidad no es la misma, las visitas son restringidas y los detenidos tienen que compartir espacio con los demás reos, aunque están divididos de acuerdo al nivel de peligrosidad. En la Regional Sur está solo en un calabozo y de acuerdo a lo que dijo un funcionario judicial, los que llevan mucho tiempo detenidos pueden tener alguna licencia si hacen buenas migas con los efectivos policiales que deben custodiarlo. De hecho, en más de una oportunidad se vio cómo era trasladado a Tribunales en la parte delantera del patrullero y sin esposas, es decir sin cumplir los protocolos de seguridad exigidos para un operativo de esas características.

Desde el punto de vista procesal, la situación de Graffigna es irregular. El mismo funcionario judicial aseguró que las comisarías están para alojar presos por periodos breves y no por meses y que correspondería que espere la resolución de la causa que lo involucra en el Penal. Además, mientras el abogado permanezca en ese lugar, la Policía tiene que afectar personal a custodiarlo y se priva de tenerlo a disposición para, por ejemplo, vigilar las calles.

Rosselot espera recibir hoy un nuevo informe, en este caso acerca del estado psicológico de Graffigna. Fuentes vinculadas a la causa dijeron que, independientemente del resultado, seguramente someterán al abogado a estudios médicos en el sector público para saldar cualquier duda sobre su situación cardiológica y emocional. Aunque no preciaron qué medida adoptarán si se comprueba que puede ser alojado en el Penal.

Graffigna, que por una causa conexa a la de las expropiaciones ya estuvo preso en Chimbas (ver Cronología), apeló la denegatoria de la excarcelación y el procesamiento y los que tienen que resolver ahora son los integrantes de la Sala II de la Cámara Penal. Si eventualmente ratifican las resoluciones de la jueza Rosselot, podrían disponer que el imputado sea enviado a Chimbas.