Aunque confesó que la noche anterior se había quedado hasta tarde mirando películas, Janet Becerra estuvo lista a tiempo para ir a votar a la escuela José María Paz de La Cañada, en su Albardón natal. Janet es una mujer trans, pero legalmente tiene un nombre de varón y por eso cada elección es para ella todo un desafío. “Cada vez que tengo que hacer un trámite donde tengo que usar ese otro nombre, me da bronca. Es que cuando me llaman así, siento que están llamando a otra persona. Por eso quiero una nueva identidad, porque ese es un nombre que no me pertenece”, dijo.
Andrada es el apellido que eligió para su rol de artista, pero en el día a día utiliza su propio apellido, Becerra. Como empleada de la Municipalidad de Albardón, la atención al público es una de las tareas que más hace. ‘Pero todos me conocen acá y me respetan, por eso no tengo que andar explicando nada. Soy Janet desde que tengo memoria y la gente me reconoce como tal. Si uno se maneja desde el respeto, los demás lo respetan‘, dijo convencida.
Mientras esperaba para entrar al cuarto oscuro, Janet contó que muchas veces tuvo que lidiar con personas que no supieron cómo tratarla y que incluso alguna vez estuvo a punto de denunciar a alguien, por discriminación hacia su persona. Y cuando en voz alta, la presidenta de mesa pronunció su nombre legal, no se inmutó. ‘Ya llegará el día en que pueda ser, también para la ley, Janet Becerra‘, dijo resuelta. Y sobre en mano, se encaminó hacia el cuarto oscuro, donde cumplió con el acto cívico que le corresponde como a cualquier otra persona: el derecho a elegir sus gobernantes.

