La jueza Rosalba Marún de Sobelvio, que está denunciada por el escándalo de las expropiaciones y que participó en 3 expedientes cuestionados, aseguró que no puede dar detalles de su intervención en uno de ellos porque no recuerda lo que pasó. Se trata del expediente Canal Playas, donde se la cuestiona de, presuntamente, favorecer a Santiago Graffigna para quedarse con un lote en forma irregular. En los otros dos casos, Suraty y Carbajal, dio sus explicaciones y negó haber cometido delito.
La magistrada está denunciada penalmente por Fiscalía de Estado por su supuesta participación en la megacausa en la que el Gobierno sospecha que hubo una red delictiva integrada por jueces, abogados y funcionarios para elevar los valores de los terrenos de modo que el Estado terminara pagando cifras millonarias.
En su caso, el fiscal Carlos Rodríguez pidió que se abra una causa en su contra, al que hizo lugar la jueza María Inés Rosellot pero, para indagarla, primero le deben quitar los fueros. En medio del trámite, la jueza Marún presentó la renuncia el jueves, aunque a partir del 1 de enero de 2013. Y aclaró que “no le tengo miedo al Jury porque no va a llegar. Renuncio porque Anses me ha mandado una carta intimándome a jubilarme y porque podía perder el beneficio del 82 por ciento móvil”.
En el caso del Canal Playas, ahora Benavídez, lo que se cuestiona es que el abogado Santiago Graffigna, que es el que inició todos los juicios de expropiación, adquirió los derechos sobre una parcela en 4.000 pesos, pese a que el avalúo fiscal era superior a los 12.000 pesos, y cuando la indemnización podría ascender a 10 millones de pesos. Del expediente surge que se podría estar frente a una maniobra defraudatoria contra la Mutual del Personal del Banco San Juan, que era la propietaria de las tierras. A pesar de que dijo haber tratado en caso personalmente, la jueza aseguró que no recuerda lo que pasó y que va a pedir el desarchivo para recién responder.
El segundo caso es el llamado Carbajal y se trata de 3 parcelas expropiadas en Cuesta del Viento, que recayeron en 3 juzgados: el Nº 1, el Nº 4 y el Nº 7. Pero Graffigna se presentó y contestó la demanda en el de Marún. Lo llamativo es que los expedientes se habían perdido y el letrado los reconstruyó en uno solo, que se tramitó en el Primero Civil. Según la denuncia de Fiscalía de Estado, la jueza avaló que se acumularan, a pesar de que no está permitido por la legislación vigente.
Sobre este caso, la jueza Marún explicó que “Norberto Baistrocchi (abogado de Fiscalía) y Graffigna presentaron una nueva mensura por 9 hectáreas que dejaba sin efecto las anteriores. Baistrocchi prestó conformidad para que la sentencia saliera por 9 hectáreas. Pero, a punto de resolver y en un acto que desconozco qué intenciones tenía, trajeron una copia para que se agreguen, pero no pidieron acumulación. El plano de mensura ya estaba hecho, no era el momento de acumular nada”.
La jueza aseguró que “no soy adivina para saber que esta gente tenía expedientes en otros juzgados por los otros 2 lotes”. Sin embargo, uno de ellos tenía el sello del Cuarto Civil que acreditaba que no era de su juzgado y ella misma le reconoció a este diario que lo vio. Consultada entonces sobre por qué continúo adelante con el trámite, sostuvo que “tenía un expediente que llegó para resolver y a las partes se les ocurrió agregar una documental”.
El tercer expediente es por la causa Suraty, en el que aparece la Sociedad San Vicente de Paul. En este caso, Suraty les pagó a las integrantes de la sociedad por los derechos de un terreno en Rawson donde después se construyó el Barrio Orzali la suma de 10.000 pesos cuando el juicio de expropiación ya tenía sentencia de pago por más de 1 millón de pesos.
Interrogada acerca de por qué autorizó la operación, que claramente perjudicó a la entidad, la magistrada dijo que recién intervino cuando la causa ya tenía sentencia de la exjueza Myriam Bettio. “En mi juzgado lo que se llevó a cabo fue la ejecución de la sentencia, los pagos y se regularon honorarios. Después hubo un planteo de readecuación de la deuda, pero no hice lugar porque entendí que era exagerado”.

