Argentina acusó ayer a Uruguay de causar "daños irreversibles" al medio ambiente con la instalación de la planta de celulosa de la empresa finlandesa Botnia, al iniciarse en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya las audiencias finales por el diferendo.
Susana Ruiz Cerutti, consejera jurídica de la Cancillería, dijo en el primer día de alegato argentino que la fábrica supone "una violación flagrante por parte de Uruguay de las obligaciones del estatuto del río Uruguay" de 1975, establecido por ambos países para proteger el medio ambiente y los recursos fluviales.
"Cada día", la planta, cuya vida útil está estimada en 40 años, "desprende una enorme cantidad de contaminantes en el agua y en el aire", prosiguió la agente argentina, quien subrayó los "daños irreversibles para el ecosistema del río" que ha provocado su funcionamiento.
Consideró que la emanación de sulfuros de hidrógenos, que causan "olores insoportables", entraña además riesgos para la salud de los habitantes de Gualeguaychú y del balneario Ñandubaysal, al otro lado de la ribera. "Huele a huevo podrido", aseguró Ruiz Cerutti, para quien esta planta "nunca sería autorizada en Europa".