En el barrio, siempre hay alguien que recibe un apodo por obra y gracia de un amigo ingenioso o bromista, o inclusive de un familiar, que detecta y resalta alguna conducta o rasgo sobresaliente. O simplemente, el alias es un diminutivo o derivado del nombre. Se trata de un sello que el portador lleva de por vida y que se vuelve prácticamente su identificación. Los políticos no escapan a esa costumbre y en las elecciones del 9 de agosto, como nunca antes, muchos de ellos harán gala de sus sobrenombres y los usarán en las boletas para captar votos. Así, los que concurran a las urnas, además del apellido del candidato, encontrarán palabras como mono, turco, gringo, mili y belu, por citar algunos ejemplos.
El uso de un alias es completamente legal y tanto a nivel nacional y provincial está vigente desde el regreso de la democracia, en 1983. Su aplicación está contemplada en el artículo 149 del Código Electoral provincial, que dice “los candidatos pueden figurar en las listas con el nombre o apodo con el cual son conocidos, siempre que la variación del mismo no sea excesiva ni dé lugar a confusión a criterio del Tribunal Electoral”. Para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), habrá 54 sobrenombres y en las distintas fuerzas políticas coinciden en que será la primera vez que figurarán tantos. Se trata de una estrategia electoral ya que los postulantes que lo utilizarán son conocidos en sus pueblos y en los ámbitos en los que se desenvuelven por su apodo antes que por el nombre. Por eso, para captar el voto, apuestan a esa herramienta para que el votante no se confunda. La jurisprudencia en materia electoral lo convalida porque se trata de que el elector pueda identificar al candidato tal cual lo conoce públicamente, y que quizás no ubica por su nombre de pila. De hecho, el Tribunal Electoral provincial autorizó todos los alias solicitados.
Entre las figuras conocidas se encuentran el zondino Edgardo “Chango” Sancassani, el vallisto Ángel “Negro” Carrizo y el chimbero Antonio “Pepe” Camacho. También hay sobrenombres que remiten a animales como el del pocitano Gustavo “Mono” González, su coterráneo Roberto “Caballo” Díaz y el sarmientino Gustavo “Gallina” Sanduay. Además están los diminutivos o derivados del nombre como Ernesto “Tito” García, María “Marita” Trozzo y Humberto “Beto” Sosa.
Entre los alias curiosos, se encuentra el de la joven Edith Liquitay, a quien le dicen “Chicho”, por su carácter aguerrido, similar al exvolante central de Boca Juniors, “Chicho” Serna. Al zondino Ricardo Castro lo apodan “Cubito”, aunque figurará como “Cubo”. El origen se debe que su padre le decían “Cubetera”. El caucetero Jorge “Lechuga” Frías también heredó el alias del padre, mientras que Alejandro Berenstein señaló que su sobrenombre es “Colo”. El angaquero Daniel Riveros es conocido como “Popular”, tiene un negocio con ese nombre y lo llevará en la boleta. Un caso similar pasa con Rubén “Mono” Espinoza, quien tiene una ferretería en 25 de Mayo con su sobrenombre. En el listado hay referencias a nacionalidades como “Turco” Jaliff, el “Tano” Ganyitano y el “Ruso” López.

